Alvvays y nada mejor que un Music Wins para su estreno en Buenos Aires.

La agrupación que llega desde Canadá promete desparramar su auténtico furor indie en el país, en el contexto del festival Music Wins del próximo sábado 10 de diciembre. 

Alvvays, conformada por Molly Rankin  en voz y guitarra, Alec O’Hanley en guitarra, Kerri MacLellan en el teclado, Sheridan Riley  en batería y Abbey Blackwell, en el bajo, proyecta continuar profundizando la transición del pop al indie. 

Rankin se expresa acerca de la cocina de las composiciones: «Nuestras letras son puramente ficticias. De cierto modo están arraigadas en el mundo real, pero son inventadas: historias ficticias, personajes ficticios, ideas».

Además, añade que se sirve de variados contenidos: «Leí muchas novelas de Alice Munro y algunos libros de Virginia Woolf. Un montón de relatos de crímenes y asesinatos también. Leí géneros muy distintos de novelas como inspiración, pero principalmente me basé en las ideas que fui gestando en mi propia cabeza».

Asimismo, la líder de la banda deja en claro otra arista clave: «Cuando compongo canciones o pruebo cosas nuevas, lo más importante para mí es que haya un vuelco emocional. Si ese elemento no está, no uso el tema. Si una canción que escribo no me conmueve, no vale la pena».

«No quiero terminar absorta en la producción y las opiniones de los demás, porque no quiero tomar ideas, sonidos o melodías de la música actual. Entonces para mí lo mejor es escuchar música vieja. También me aíslo de los demás para componer. Creo que tiene que ver con que paso mucho tiempo viajando y tocando rodeada de gente, y para componer canciones que se sientan genuinas y conjuren diferentes emociones necesito alejarme de todo eso», amplía Molly Rankin acerca de la receta de su inspiración. 

Lograr provocar en los fans aquella intención original es un desafío que Alvvays se propone: «Creo que encontrar esa pequeña pieza melódica que lleva la canción a otro nivel es muy difícil sin recurrir a algo real. Hay enojo, hay duelo y hay mucha emoción en ese estribillo. Lo más importante para mí es que alcanza un punto melódico que eleva el trayecto de la canción. Me lleva mucho tiempo reunir suficientes momentos así para componer un álbum».

«Somos muy categóricos respecto de la música en vivo. Somos muy críticos con nosotros, nos gusta sonar lo más ajustado posible en el escenario y ejecutar todo de la mejor manera. Nos da un propósito», cierra.

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