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Andrés Calamaro, íntimo: “Durante toda la gira disimulé una pequeña parálisis maxilofacial que sigo disimulando”.

Luego de la gira por el mundo que la pandemia del coronavirus había interrumpido, para Andrés Calamaro el show debió continuar para finalizar con dos presentaciones en Buenos Aires.

El compositor reveló que “la última gira fue muy peculiar, porque arrastrábamos compromisos comerciales, entradas vendidas, contratos, compromisos éticos y morales con la gira que suspendimos en 2020″.

“En marzo 2020 comenzábamos la gira en festivales por México y salimos la segunda semana de marzo. Era una suerte de broma ahí lo del coronavirus chino. Llegamos a hacer la prueba de sonido y llenar el Foro Sol, en ese momento fue una anomalía mundial, llevar tantísima gente junta, e inmediatamente se convirtió en el primero y el último de la gira. El siguiente era en Monterrey y la pudimos hacer recién dos años después”, agrega.

En esa línea, Calamaro evoca, tras su paso por Perú: “Fueron cuatro, cinco fechas muy buenas en México, hicimos la gira española y algunas fechas de las cuales estaban pendientes de 2020, de cuando no había giras ni vuelos. Un mundo que era un campo de concentración alentado por el miedo. Y es curioso porque ahora parece como que olvidamos todo, ese miedo contagioso parece que no hubiera existido. A veces me cuenta creer que estaba en una situación de encierro permanente”.

Al final hubo que cambiar de planes: “Salimos en el 2020, compré ocho kilos de yerba misionera para estar seis meses de gira y una enorme valija, y hubo que volverse con todo. Se cayeron todos los vuelos de Aeroméxico y yo tenía una vuelta para saludar a mi mamá en su cumpleaños 99, y después pensaba ir en Semana Santa para seguir con la música”.

Luego, el productor discográfico hizo foco en la pérdida de su madre y algunas dificultades recientes con su salud: “Fue más de un año, no fue espléndido, pero por un problema personal. Sufría molestias físicas; secuelas de la vacuna, probablemente. Mi madre dejó la existencia con 100 años y cinco meses; no soy una persona emocional, pero algunas procesiones es verdad que van por dentro”.

“Me encontré solo, sin amor; sin amigos que quieran ir a Benavidez a visitarme. Creo que la segunda dosis de la vacuna fue venenosa, aunque el médico me dijo que las secuelas no podían durar tantos meses. O sea que será un tema de la edad. Por los dolores me hice análisis el año pasado y los intestinos no estaban muy cristianos”, subrayó.

Por último, Calamaro confesó: “Durante toda la gira disimulé una pequeña parálisis maxilofacial que sigo disimulando, que ni el público e incluso los músicos tenían que enterarse, porque yo soy el que tiene que mantener a la tropilla en calma, llevar tranquilidad. Me sentí un poco solo. El psiquiatra me decía: ‘Tranquilo, Andrés, a los 60, aunque estés rodeado, todo el mundo se siente solo’”.