Argentina, ese cóctel de corazón y un carácter al filo del reglamento.

Messi. Carácter. O Messi y su carácter. Ambos conceptos que bien podrían caer en un análisis por separado o en forma simbiótica. Ambos aparecieron como brazadas de un nadador desesperado que iba camino a tocar fondo. 

El misil teledirigido del astro del PSG que terminó dentro del hogar de Ochoa desenredo los nervios y reactivó la memoria de un equipo que venía con ciertos pergaminos, Copa América 2021 y Finalissima 2022 mediante. 

A partir de allí, la selección recapturó la confianza. La serenidad que estableció un estricto contraste entre los pases laterales e inofensivos en la página uno del Mundial ante Arabia, y los que hicieron mover de un lado a otro a todo Polonia, hasta hallar el callejón indicado para hundir el bisturí, en el cierre del grupo C, con la victoria por 2 a 0..

La fibra íntima del plantel se hinchó en el juego ante Países Bajos. Hasta casi el colapso. Para el corazón, nada mejor que una fluida circulación. El punto es cuando se rozan los excesos. O directamente cuando se los vulnera.

El irresponsable pelotazo de Paredes no excusa la torpe falta de Pezella, que derivó en el gol de la igualdad neerlandesa. Faltó mente fría, al margen del despropósito de minutos adicionados. 

Habrá que poner paños fríos para abordar el análisis de lo que sucedió. En el único tramo que el rival se comportó calculador, la selección Argentina lo padeció. 

Y Croacia puede aceptar gustoso, primero, entrar en el plan de duelos individuales y luego, confrontar el ajedrez del mediocampo que se avecina el martes. Nombres como Mateo Kovacic, Marcelo Brozovic y Luka Modric ameritan un mayúsculo cuidado táctico.     

Como si fuera poco, el arquero Dominik Livakovic se ha convertido en su Goycochea, tras detener penales en las definiciones ante Japón y Brasil. 

Es decir, si hay un oponente robusto desde el aspecto mental de cara a esta coyuntura Argentina, ese es el elenco balcánico en la actualidad. 

El físico podrá mermar pero el espíritu, jamás. Con esa premisa, se alzaron con la victoria en los últimos cinco cotejos que desembocaron en tiempo extra o definiciones por penales, en Copas del Mundo. Tres en Rusia 2018 (Dinamarca, Rusia e Inglaterra en) y dos en Qatar 2022 (Japón y  recientemente Brasil en cuartos).

Reservar los roces y las bravuconadas para otra ocasión sería la mejor receta, pensando en el largo plazo: la esperanza de una final. Porque si hay algo que tiene el equipo es apetito por más. Las circunstancias fueron abriendo el camino, con hombres que le pusieron el cuerpo al compromiso. 

Pensar en ganar jugando al fútbol. Volver a pensar. Ni más ni menos que volver a jugar. 

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