Bonos versus Acciones.

  • ¿Qué son?

 Ambos son instrumentos que existen dentro del mercado de capitales y nacen a partir de una necesidad: el financiamiento. Los dos tienen una doble cara en una misma transacción. Desde el lado del emisor, tendrá un nuevo pasivo (o gasto), dado que emitirá bonos o acciones con la promesa de que a fin de término pagará más por el dinero que hoy se le provee. Desde el lado inversor o ahorrista, accederá a una nueva manera de ahorro, en vez de tener el dinero inutilizado.

  • ¿En qué me conviene invertir? 

Esta es una pregunta muy usual entre los que dan los primeros pasos en las inversiones en la Bolsa. Si bien los bonos y las acciones tienen el objetivo de obtener rentabilidad, no son del todo comparables. Los bonos son títulos de deuda que emite cierta compañía o gobierno con el objeto de financiarse en el presente. Quien lo emite, se compromete a devolver al inversor el capital que le fue prestado más cierto interés a una fecha determinada. A diferencia de éstos, las acciones son parte del capital social de una empresa que decide amplificar la cantidad de socios a cambio de recibir plata en ese momento. Comprando una acción, créase o no, se es dueño minorista de dicha empresa.

  • ¿Cómo gano (o pierdo) plata? 

Hay que tener en cuenta la noción de renta fija y renta variable para entender de qué forma se puede ganar dinero con estos instrumentos. Los bonos ofrecen un interés fijo, es decir, que sé de antemano cuánto me pagará de intereses a medida que pase el tiempo y cuándo me pagará el capital. Ejemplo: si compro un bono con $100 que tiene un interés del 10% en el año, sabré que a fin de este recibiré $10. Al hacerme de acciones, podré ganar dinero de dos maneras, si los dueños mayoristas deciden pagar intereses a modo de premio por haber confiado en la empresa financiándola o simplemente porque el precio de la acción en el mercado sube, y se puede vender más cara. Por eso será variable. Y así como puedo ganar, también puedo perder. Si bien uno compra un bono o una acción a un determinado valor, éste varía constantemente en el mercado. Sin embargo, el bono me pagará siempre el mismo interés sobre el valor nominal. Si ese bono que compré a $100 hoy vale $90, continuaré cobrando los $10 por los intereses, pero en el caso de que quiera venderlo para hacerme del capital invertido, ya no recibiré $100 sino $90. Lo mismo sucede con las acciones cuando suben o bajan de precio.

  • ¿Por qué suben o bajan? 

A grandes rasgos, los activos dentro del mercado de capitales se rigen por la confianza y la rentabilidad futura. Si considero que una acción subirá de precio, implícitamente estoy intuyendo que esa empresa funcionará bien de aquí en adelante, es decir, que mejorará sus ganancias de forma sostenible. Esto no es tan lineal, dado que hay empresas que pierden plata y, sin embargo, sus acciones valen más, pero esto responde a que se piensa que el déficit de hoy significará ganancias en el futuro. Con los bonos pasa algo similar, el precio puede subir dado que confío en que el país emisor pueda repagarlo y la tasa de interés que me otorga en relación a otros bonos del mundo, parece tentadora. Si la confianza cae, esos bonos perderán su valor.

  • ¿Cómo decido? 

Salir de la lógica de que solo existe el dólar o el plazo fijo para mantener el valor de mis ahorros es importante, dado que el ahorro en estos activos significa financiamiento para otros y, sin este, no hay economía que traccione. Pero siempre hay que tener en cuenta tres factores: cuánto de ese dinero estoy dispuesto a perder, cuál es el riesgo que estoy dispuesto a asumir y cuál es mi horizonte de inversión; activos más riesgosos hacen que deshacernos de ellos sea más difícil cuando su precio sea bajo.

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