¿Cómo funcionan los rayos X?

El descubrimiento de los rayos X cambió el mundo no solo en las ciencias médicas, sino que también sirvió en la investigación de las ciencias naturales.

Los rayos X son un tipo de radiación electromagnética, invisible al ojo humano, capaz de atravesar la piel de una persona y revelar imágenes de los huesos debajo de ella. Los avances tecnológicos han permitido hacer rayos X cada vez más potentes, por lo que hoy en día es posible obtener imágenes de células biológicas diminutas.

Además, podemos diferenciar entre rayos X suaves y duros. Los rayos X suaves presentan una longitud de onda relativamente corta (10 nanómetros), mientras que los rayos X duros tienen longitudes de onda de aproximadamente 100 picómetros (una billonésima parte de un metro).

Utilidad de los rayos X

Debido a su capacidad para penetrar ciertos materiales, los rayos X se emplean para identificar grietas en algunas estructuras o para buscar defectos internos en piezas. También se utiliza en los hospitales y en los dentistas para crear imágenes de rayos X de huesos y dientes.

Por otro lado, los rayos X son esenciales para las inspecciones de seguridad en el transporte de personas, equipaje y carga. Los detectores de imágenes electrónicos permiten visualizar en tiempo real el contenido de los paquetes y las pertenencias de los pasajeros.

Radioterapia 

El tratamiento radioterápico emplea radiación de alta energía para destruir las células cancerosas al dañar su ADN. Debido a que este tratamiento también puede dañar las células normales, es recomendable que el tratamiento se planifique con precaución para minimizar los efectos secundarios.

En dosis altas, la radioterapia destruye las células cancerosas o ralentiza su crecimiento al dañar su ADN. Las células cancerosas cuyo ADN está dañado dejan de dividirse y mueren. Cuando las células dañadas mueren, estas se descomponen y el cuerpo las elimina.

La radioterapia no destruye de inmediato las células cancerosas, ya que se necesitan días o semanas de tratamiento antes de que el ADN esté lo suficientemente dañado para que mueran las células. Después, las células cancerosas siguen muriéndose semanas y meses después de finalizar la radioterapia.

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