“Cuando me hablaron de Gran Hermano, imaginate, para mí fue el sueño del pibe”. Santiago del Moro, a horas del debut como conductor del ciclo.

Luego de más de un lustro fuera de las pantallas en el país, vuelve el popular reality que en su momento se tradujo en un auténtico boom de la televisión argentina. La edición 2022 de Gran Hermano estará emplazada en 2200 metros cuadrados con un vasto jardín en el que habrá pileta y sauna. Eso sí, el ojo que todo lo ve se nutrirá de 65 cámaras y 87 micrófonos.

La programación estará a cargo de la señal Pluto TV, que ofrecerá el día a día de los 18 integrantes que pugnarán por un premio de 15 millones de pesos.

Pero en ese contexto ya hay un ganador, alguien cuyo recorrido lo encuentra con una extensa trayectoria en este estilo de formatos. Probablemente si a Santiago del Moro le hubieran dicho que llegaría a conducir Gran Hermano hace 15 años, no lo hubiera creído. Sin embargo, el tiempo, ese laberinto circular, termina por poner las cosas en su lugar.

“Me lo comunicaron a fin del año pasado. Cuando me hablaron de Gran Hermano, imaginate, para mí fue el sueño del pibe porque es “el” programa de televisión. Creo que, de una forma u otra, incidió en toda la televisión del 2000 hasta acá, es un formato gigante. Acá se emitió en distintos años, pero en otras partes del mundo nunca paró. A tal punto es esto, que hay convenciones en el mundo sobre GH: todo el tiempo se van agregando cosas”, expresa con entusiasmo.

Acerca de las innovaciones para éste año, el conductor sostuvo: “hay miles, porque es un formato que nunca paró. La “Biblia” nunca para de crecer porque es el programa número uno de Brasil, Australia, Alemania, Inglaterra… todo el tiempo se van sumando nuevas reglas. Nosotros queremos comenzar de a poco para no marear a la gente, porque es un programa que está en el corazón de cada argentino, y me parece que tenemos que arrancar como de un punto de partida para que vaya creciendo. El tema de los juegos va a estar bueno, y hay un par de sorpresas que están en carpeta. Ya la casa es descomunal porque tiene muchos ambientes que los otros no tenían, de hecho es una de las más grandes del mundo. Se hizo de cero, e incluye medio estudio de televisión”.

Por último, deslizó un modo de cómo se toma la popularidad, y sin querer, una enseñanza: “el secreto está en no creerte ni el halago ni la cachetada, mantenerte ajeno a la opinión del otro porque vos tenés que salir libre para poder hacer este laburo. Si estás muy condicionado con la opinión del otro, trabajás para la tribuna, y vos tenés que trabajar para vos y para la gente que lo ve. Y lo lindo de este programa es que es totalmente para el afuera, que es el que decide quién se queda y quién se va, y eso me fascina. Más que nunca, el público es el soberano”.

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