“Cuando se te planta una curiosidad ya no la podés soltar”. Florencia Etcheves sobre La cocinera de Frida, su último libro.

La escritora desenfundó conceptos acerca de su reciente obra. Un trabajo que oscila entre matices históricos y policiales que le demandó una minuciosa labor de investigación. Un potente vínculo entre tres generaciones.   

Luego de más de dos décadas en el Grupo Clarín donde absorbió el legado del recordado Enrique Sdrech en la sección Policiales, Etcheves perfila su versatilidad. Tras Errantes (2018) y La sirena (2019), el panorama se expandió. Su trilogía Los crímenes del Sur desembarcó en la plataforma Netflix con tres films: Perdida (2018, desprendida de Cornelia), La corazonada (2020, en base a La virgen en sus ojos) y Pipa (2022).

La ex presentadora de noticias, reveló: “Esta fue una novela por encargo, la gente de la editorial Planeta en México me había conocido en Buenos Aires, ellos habían leído lo que yo hacía, les había gustado, y tenían ganas de hacer una novela policial en donde estuviese Frida Kahlo. Es un personaje universal, entonces no importaba tanto la nacionalidad de quien la escribiera, porque Frida es Frida. Y a mí me pareció un planazo”.

Y luego se explayó: “Dije a todo que sí, súper entusiasmada, y esa noche no pude pegar un ojo. Pensaba: “No, ¡es una locura! ¿Cómo un policial con Frida? No tiene ni pies ni cabeza. Sí, conozco a Frida Kahlo y a Diego Rivera, ví algunas de sus obras en museos, pero la verdad no tengo idea de cómo hacer esto”. Yo nunca había profundizado en ellos, menos para meterme en una novela y encima en clave policial”.

A propósito del núcleo de la novela, Etcheves sostuvo: “Hay algo que nos pasa, no sé si tiene que ver con el oficio de periodista, pero cuando se te planta una curiosidad ya no la podés soltar. Y en ese momento dije: “Está bien, entiendo que Frida es un personaje universal y que todo el mundo sabe quién es, pero, ¿por qué? ¿Por qué Frida sí y otras artistas no? ¿Qué es lo que tiene Frida que la convierte en icono pop?”. Esa curiosidad fue lo que me motivó a querer saber más. Y me relajaba muchísimo saber que era una ficción, que no me estaban encargando una biografía, porque biografías de Frida Kahlo hay un montón y son buenísimas –¡lo sé porque me las leí todas para este laburo!–, no hay nada que no se haya dicho que yo pudiera decir”.

Además, agregó que “por otro lado, era una ficción y uno en una ficción puede estirar los elásticos hasta donde se le cante, porque los personajes son inventados. Yo hago y deshago como quiero y si en la mitad no me interesa más ese personaje, lo mato y ya. No hay ningún tipo de prurito, la ficción me da esa libertad. Pero, claro, esta era una ficción con personajes que existieron, que ya no están, pero existieron. Por eso el punto hasta donde yo podía extender el elástico estaba más limitado”.

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