Cuándo y cómo pesarte correctamente

Pesarse parece una tarea sencilla, pero para que el peso que indica la báscula sea real debes seguir unas pautas, ya que hay diferentes factores que pueden influir. Descubre la forma y el mejor momento del día para subirte a la báscula.

La báscula puede llegar a ser odiada, especialmente por las personas que quieren perder peso y grasa, pero lejos de verla como un enemigo, lo mejor es cambiar el chip y aprender a utilizarla correctamente para que se convierta en una gran aliada para tu salud, pues el cómo y el cuándo pesarte pueden ser cruciales en los resultados.

Lo primero que debes saber antes de pesarte es elegir el momento idóneo del día para hacerlo, ya que incluso en una misma jornada el cuerpo puede variar y dar diferentes valores en la báscula, pero esto le ocurre a todas las personas y es un proceso normal, ya que no es lo mismo el peso que tenemos recién comidos, después de entrenar, o incluso tras ir al baño.

A continuación te ofrecemos algunos consejos para que te peses correctamente y los valores que veas en la pantalla de tu báscula sean lo más fiables posible y te permitan valorar mejor los cambios si estás siguiendo una dieta de adelgazamiento (o para engordar), o tu objetivo es mantenerte en tu peso ideal.

Trucos y pautas para pesarte correctamente

La hora a la que nos pesemos, la cantidad de ropa que llevemos, si hemos comido o bebido recientemente, la estabilidad o inclinación del suelo, e incluso la fase del ciclo menstrual en la que se encuentre una mujer son algunos de los factores que pueden influir en la medición fiable del peso corporal y, por lo tanto, en la obtención del índice de masa corporal (IMC). Si quieres llevar un mejor control de los cambios de peso estos son algunos de los factores que influyen, y los trucos para pesarte correctamente:

  • Superficie estable y sin pendiente

Coloca la báscula en una superficie plana y sin alfombras ni nada debajo.

  • Misma hora y báscula

Si cada día te pesas a la misma hora podrás comparar tu peso en más o menos las mismas condiciones, y si eliges la misma báscula será más fiable, pues diferentes dispositivos podrían no estar calibrados de la misma manera.

  • Elige una báscula precisa

En este sentido, los aparatos para calcular el peso son cada vez más concisos, pero conviene que compruebes su precisión con algún paquete de comida o similar del que conozcas su peso en gramos con exactitud.

  • No todos los días

No es necesario pesarse todos los días, pues es improbable que esta medida varíe en tan solo 24 horas; además, se corre el riesgo de obsesionarse y sentir frustración al no ver cambios inmediatos.

  • Por la mañana

Es el momento ideal para subirte a la báscula, porque según te despiertas estarás en ayunas y sin retención de líquidos.

  • Sin ropa

Las prendas que colocas en tu cuerpo le añaden peso; un estudio publicado en el International Journal of Obesity descubrió que la ropa de los hombres era más pesada que la de las mujeres, y que la media de gramos que aumentaba era de uno 800 en las féminas y 1.200 en los varones. Por ese motivo lo mejor es que tengas tu propia báscula en casa para que puedas pesarte desnudo.

  • Después de ir al baño

Tu peso puede variar si has pasado por el baño antes, y aunque puede no ser muy notable la diferencia, todo suma.

  • Ejercicio físico

La práctica de una sesión de ejercicio físico puede cambiar bastante el peso corporal. Esto se debe al sudor que se desprende y que puede llegar a bajar unos 400 gramos, que aumentan bastante en el caso de los deportistas de alto nivel.

  • Edad

La edad puede hacer que el metabolismo y el cuerpo cambien por diversos motivos; por ejemplo en las mujeres al llegar a la etapa de la menopausia, que pueden ser susceptibles a subir de peso.

  • Cantidad de agua

Los niveles de hidratación también pueden determinar parte del peso del cuerpo, pues no hay que olvidar que estamos compuestos en una gran mayoría por agua. No conviene tomar más de dos litros de este líquido al día, a no ser que se realice ejercicio físico o se tengan otras necesidades. Sin embargo, tampoco se debe obviar esta ingesta, que puede causarnos una deshidratación que acabe con desvanecimiento; recuerda que en el equilibro está el éxito.

  • Ciclo menstrual

En el caso de las mujeres su peso también puede variar antes o durante la menstruación, por lo que se recomienda evitar pesarse durante estos días.

  • Medicinas

Algunos fármacos pueden hacer que pierdas peso de manera rápida como efecto secundario, o que lo ganes, como es el caso de los antidepresivos o los corticoides, por lo que deberás tenerlo en cuenta a la hora de subirte a la báscula.

  • Enfermedades

Cuando una persona está enferma en muchas ocasiones pierde el apetito, por lo que se suele perder peso de manera drástica. Esto ocurre por ejemplo cuando se padece gastroenteritis o se está sometido a una dieta blanda por diarreas.

  • Sal en la dieta

Tomar grandes cantidades de sal en las comidas puede propiciar la retención de líquidos en el organismo, lo que hace que el peso del cuerpo sea mayor. Intenta controlar el sodio en tu alimentación y que no supere las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que son dos gramos al día.

  • Hábitos de sueño

Dormir poco se ha asociado a una alimentación más deficiente, lo que podría provocar un aumento de peso

  • Ánimo bajo

Al igual que ocurre con la falta de sueño tener el ánimo por el suelo también influye negativamente en la alimentación y en la práctica de ejercicio, haciendo que se ganen unos kilos de más, según un estudio publicado en la revista Public Health Nutrition, que relacionó el consumo de comida basura con la depresión.

Aunque algunos de los puntos anteriores puedan parecer excesivos –pues el peso que puede variar por ejemplo si se ha ido al baño o no antes de pesarse podría ser de solo unos gramos–, si no se tienen en cuenta estos pequeños factores que pueden alterar la medición del peso, se pueden ir acumulando, y al final suponer incluso un kilo extra en la báscula.

También hay que tener en cuenta que puede ser normal subir de peso cuando se está entrenando, pues el músculo tiene más peso que la grasa. Además, nunca hay que llegar a obsesionarse con las cifras y es necesario contar con el consejo de un profesional para iniciar un proceso de adelgazamiento, y no recurrir a dietas milagro que prometan una pérdida de peso muy rápida.

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