¿Es nene o es nena? Los cromosomas no lo determinan todo

Un equipo de investigadores encuentra el origen de ciertos trastornos en el desarrollo sexual humano. Para ello ha buceado en el injustamente denominado ‘ADN basura’.

Es una de las lecciones de biología más básicas: sabemos que en la especie humana hay dos tipos de  cromosomas sexuales: X e Y. La combinación XY es la que determina que un bebé sea niño y la combinación XX da como resultado una niña. Sin embargo, los procesos que se dan lugar durante el desarrollo embrionario y que llevan al establecimiento del sexo del bebé son muy complejos, y en ocasiones sucede que un embrión con genes XY no llega a desarrollar testículos, y viceversa.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Melbourne ha estudiado estas alteraciones y ha encontrado la respuesta en lo que en genética se llama amplificadores de ADN: son regiones cortas de  ADN que regulan la actividad de ciertos genes. Según ha explicado Andrew Sinclair, uno de los participantes en el trabajo, el 90% del genoma humano está hecho de lo que se ha denominado ‘ADN basura’ o materia oscura, que no contiene genes pero sí importantes reguladores capaces de aumentar o disminuir la actividad de estos.

“El cromosoma Y contiene un gen crítico, denominado SRY, que actúa junto a otro gen llamado SOX9 para iniciar el crecimiento de los testículos en el embrión. Para un correcto desarrollo de los mismos se necesitan niveles muy altos de este gen SOX9”, explica Brittany Croft, otra de las autoras. “Sin embargo, si se interrumpe la actividad de SOX9 y los niveles son bajos, no habrá testículo, y el bebé tendrá un desarrollo sexual anómalo”.

¿Qué puede hacer que bajen esos niveles de SOX9? Aquí entran en juego los amplificadores de ADN. El trabajo, publicado en la revista Nature Communicationsdescribe tres amplificadores o potenciadores que, actuando conjuntamente, aseguran que el gen SOX9 se active en niveles altos en los embriones XY para asegurar el desarrollo normal de los testículos. “Es importante destacar también que hemos identificado pacientes XX que deberían tener ovarios y ser hembras, pero al poseer copias adicionales de estos amplificadores y niveles altos de SOX9 acabaron desarrollando testículos”, explica Croft. “A su vez, identificamos pacientes XY que habían perdido los potenciadores, tenían por tanto niveles bajos de SOX9 y ovarios en lugar de testículos”, añade.

En estos casos, la alteración en el desarrollo sexual es causada por un aumento o disminución de los amplificadores con respecto a sus niveles normales. “Los resultados son significativos, ya que siempre nos hemos centrado en los genes para diagnosticar a estos pacientes, pero aquí hemos demostrado que hay que mirar más allá”, concluye la investigadora.

ADN no tan basura

Según Sinclair, en todo el genoma humano tenemos en torno a un millón de amplificadores de ADN que controlan la actividad de unos 22.000 genes. “Se encuentran en el ADN, pero fuera de los genes, por eso siempre se les ha llamado despectivamente ADN basura o materia oscura”. Pero cada vez más investigaciones se centran en ellos, pues su importancia es fundamental para un correcto funcionamiento del organismo. “La clave para diagnosticar muchos trastornos puede encontrarse en estos potenciadores que se esconden en la materia oscura, esa región tan desconocida de nuestro ADN”.

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