Gana más fuerza el #BrazilWasStolen tras las elecciones en Brasil.

En muchas ciudades de cada vez más estados, ciudadanos brasileños se agolpan sobre los cuarteles de ejércitos y Fuerzas Armadas con un objetivo claro: la intervención de los militares para que pongan en revisión los comicios electorales que posibilitaron la victoria de Lula Da Silva por sobre Bolsonaro 50,43% a 49,57. Las protestas se transforman en vigilias. La noche pierde con la tarde pero no con la esperanza de un Brasil mejor.

Mañana podría ser un día clave en ese sentido porque habrá una conferencia de prensa de las fuerzas militares que podría darle curso a esos reclamos.

El Ministerio de Defensa notificó, como primer paso, que le enviará el reporte de fiscalización del sistema electrónico de votación, diseñado por las Fuerzas Armadas, al Tribunal Superior Electoral.

El cuerpo militar en Brasil es un sector clave de la Comisión de Transparencia que fue establecida por el propio Tribunal afin de controlar el normal desarrollo de los comicios efectuados el último 30 de octubre.

A Joao Guilherme, estudiante de Derecho que vive en Itajaí, estado de Santa Catarina, no le tiembla el pulso a la hora de afirmar el sentir de mucha gente allí. Las posibles reacciones de seguidores de la izquierda podrían ser el reguero de pólvora de un conflicto que podría escalar socialmente. Está claro que el descontento va in crescendo.

La posibilidad concreta de fraude se activó a través de una pesquisa que llevó adelante el grupo Brazil Was Stolen el último viernes, por medio del consultor Fernando Cerimedo. La información fue recolectada en función de ambas jornadas electorales y como factor candente establece una contraposición entre datos de dispositivos electrónicos del modelo 2020, monitoreables por las autoridades, ante las de modelos anteriores, que no carecen de monitoreo. 

Si bien por ahora, no hay conclusiones que permitan arribar a la sentencia de “fraude” dado que hay ausencia de perpetrador y por ende, de evidencias, lo que sí hay es una cantidad de anomalías por las que resulta necesario una auditoría oficial.

Cerimedo, el avezado consultor de arenas políticas, llevó adelante un vivo en redes sociales en el que detalló de qué forma los datos evidencian que el dispositivo empleado en los comicios, derivó en un elemento crucial de cada sufragio.  La auditoría privada provocó una explosión entre muchos brasileños ya que destapó una olla. El hashtag #BrazilWasStolen se elevó en escasos minutos al Trending Topic #1 en Brasil y se situó entre los 10 más tuiteados del mundo, hasta que por decisión judicial del TSE, fue quitado.

Sin embargo, al poco tiempo de finalizada la transmisión, la web gestada por el grupo donde fue vertida toda la información, fue destruida. No sólo eso, sino que los canales de Facebook, YouTube y Twitch fueron interrumpidos por las autoridades. 

A todo ésto, el único medio que le proporcionó cobertura al evento, La Derecha Diario, padeció censura y el video fue suprimido por YouTube. Y como si fuera poco, la cuenta de Instagram del citado medio fue suspendida en Brasil. Se trata de una estrategia que llevan a cabo dictaduras como Irán, China o Cuba para detener el goteo de reclamos.

Para muestra basta un botón: las cuentas de los tres diputados bolsonaristas más representativos Nikolas Ferreira, Carla Zambelli y Gustavo Gayer, fueron cesadas, tras manifestarse en torno a ese tema. 

De acuerdo al medio La Derecha Diario, tales censuras partieron en tiempo record en modo determinación judicial del Tribunal Superior Electoral (TSE), que es conducido por el izquierdista Alexandre de Moraes. El magistrado, más allá de no haber cedido de forma oficial el resultado de los comicios a la Casa Civil, anunció que la elección culminó y  “quien cuestione el resultado será tratado como un criminal“.

El punto principal en función del estudio del grupo Brazil Was Stolen llegó a la conclusión de las severas desigualdades entre la repartición de sufragios de los dispositivos electrónicos más modernos (2020) y cuyas funciones permiten ser más simples de auditar, en perjuicio de ejemplares de años 2009, 2010, 2011, 2013 y 2015. 

Las observaciones hallaron miles de situaciones donde las urnas no tenían votos para Bolsonaro, aun en zonas donde obtuvo la victoria por el voto global. Al margen de que ésta situación podría haberse dado de forma espontánea, estas situaciones tuvieron lugar en máquinas no-auditables, es decir, en versiones anteriores al 2020.

De acuerdo a Brazil Was Stolen, apenas una reprogramación del código en el dispositivo previo a los comicios electorales incidiría para que los sufragios que iban a ir hacia Bolsonaro, fueran finalmente para Lula. 

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