«Giremos el cielo, demos vuelta el tiempo, cantemos algo nuevo». Julián Desbats y su reciente labor como solista.

El artista asentó su cuarto trabajo al cual le denominó Junglo y llega con aristas que abren el juego. Pero también llega en soledad. Desbats se aparta por un rato del amor y viaja hacia otras arenas poéticas. Allí, en ese espacio aprovecha para apuntalar la pulsión creativa al tiempo que es un tanto implacable con la industria de la música.

«Si registro una obra tiene que ser sincera. No edito lo que no siento. Tengo que mirar para atrás y saber que ese disco me representó en una época de mi vida y aún así me sigue representando. Pero no corro detrás de nada, el único motivo es la necesidad de expresión y el deseo de hacerlo», retrata el cantante.

El ex Lxs Rusxs Hijxs de Putx define: «Estoy en crisis con la ciudad. Soy zarateño, vengo del patio y ya llevo más de la mitad de mi vida viviendo acá. Por ejemplo, en Fogokali son los animales los que toman la posta y dicen: ‘Prender un fuego, quemar el reino, el reino de cemento’. Y Hueso fantasma habla de no perseguir lo que te imponen que hay que perseguir: el éxito, las marquesinas, ir de acá para allá. Uno tiene que encontrar su lugar en el mundo, cuál es tu deseo, qué te hace feliz, qué es lo que te gusta, la luz que te mantiene despierto».

En relación a las vigentes mediciones con los que internet ensalza a algunos y derriba a otros, Desbats expresa: «Ahora parece que valés por la cantidad de reproducciones que tenés y no por la calidad artística. El arte está para embellecer el mundo, para despertar.»

El oriundo de Zárate revela ese deseo de “hacer lo que siento y cuestionarme todo el tiempo. No quedarme en el lugar seguro, estar en movimiento, curioso, escuchando músicas nuevas. La luz es no traicionarte, estar inquieto, preguntarte todo el tiempo. Me parece fundamental eso. Es el principio del instinto animal. Si el lobo o la tigresa se quedan detenidos en el pasto, en algún momento alguien te come”.

Y añade con quirúrgica mirada: “Tenés que estar en movimiento y expectante; tener también momentos de reposo, obvio. Estar abierto a cosas nuevas, pero respetar también la vieja escuela. Me gusta sacar de todos lados, estar permeable; no me cierro a nada”.

«Yo soy bastante mutante, no me importa pertenecer a ninguna escena. Si escuchás cada disco es una mutación. Me siento a veces un poco careta para el under más descarnado, y muy crudo para el indie más cheto”, concluye.

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