“Hay una persona llamada Alexandre de Moraes, que por ley, censura de manera unilateral a cualquier persona que piense distinto”. Las secuelas electorales de lo que Fernando Cerimedo expuso a la luz.

A través de un Word Live, el consultor Fernando Cerimedo volvió a dejar al desnudo la suciedad debajo de la alfombra que dejaron los últimos comicios electorales en Brasil, por medio de la auditoría que encabeza junto a Brazil Was Stolen.

Cabe recordar que si bien fue censurado de redes sociales: Instagram, Facebook, Twitter, Twitch y muchas otras más, una señal de Telegram y un canal de Rumble se sostienen como los principales medios de difusión.

En el contexto del balotaje del 30 de octubre, Cerimedo reveló: “en un mes no se han podido rebatir las anomalías que hemos presentado en este informe. Anomalías estadística y matemáticamente, imposibles de ser contestadas y que ocurrieron en medios de las elecciones”. Y puntualizó: “Existe una diferencia entre las máquinas que se utilizaron para votar, y siempre beneficiaron a un candidato: Lula da Silva“.

Tras los comicios finales, el trabajo realizado por Brazil Was Stolen llegó a la conclusión de las divergencias que existieron a partir de la tecnología empleada para el recuento de votos. Cerimedo detalló que existen dos grupos de máquinas: Por un lado las del modelo 2020, adquiridas bajo la gestión de Bolsonaro, y por otro, las anteriores al 2020 (2009, 2010, 2011, 2013 y 2015). Sucede que éstas últimas no posibilitan una auditoría, motivo que provocó un estudio cuyo resultado dejó, en todos los casos, un márgen de victoria para el candidato del Partido de los Trabajadores, Lula Da Silva.  

Es decir, las computadoras modelos 2020 atravesaron un proceso de control por parte del Ejército y de universidades federales. Pero, como contrapartida, las más vetustas, adquiridas en los mandatos de Lula, Dilma y Temer, no fueron evaluadas. 

Lo alarmante y absurdo del escenario es que este contexto tuvo la anuencia de quien es socio del PT. Se trata del PSDB (Partido de la Social Democracia Brasileña), que no se ha puesto colorado al reconocer que el sistema que se emplea en los modelos previos al 2020 “no está proyectado para tener una auditoría externa, independiente y efectiva”. A confesión de partes…

Otro elemento para no dejar pasar por alto es la denuncia hacia los funcionarios de la compañía Smartmatic; quienes tenían la posibilidad de ingresar al software y acompañar la transmisión del resultado. La poca seriedad se reflejó en que cualquier persona podía involucrarse en el sistema, como sucede con Oracle.

El consultor Fernando Cerimedo dejó en claro que además tuvieron lugar los “votos fantasmas”, y añadió, en consecuencia, éstos se produjeron en el Norte y el Nordeste del país, beneficiando al PT.  “Es probable que se haya dado este método de interferencia. Aunque hay que destacar que hubo robo de los votos en blanco. En las urnas que no son 2020, hubo un aumento de votos en blanco, y justo el aumento fue en mil urnas. Otra vez, las urnas modificando el número de votos”, indicó.

Agregó que “las urnas que se utilizaron para votar determinaron el voto de la gente, algo que nunca en ningún lugar de la historia había pasado, que las urnas fueran las variables para ganar las elecciones. Según el modelo de urna, se definió el resultado. los datos son públicos, si es que el TSE no los borra, como ya lo hizo anteriormente”

«¿Por qué los políticos no hicieron los reclamos, y los periodistas no dijeron nada?»

A partir del accionar de la Corte Suprema, el TSE, los magistrados y la Justicia, Fernando Cerimedo afirmó que “Brasil está viviendo una dictadura”. Expuso la realidad de una guerra cibernética, con la manipulación de las máquinas para votar, la obstaculización de la información pública hacia los sectores de la ciudadanía y a las propias Fuerzas Armadas. 

Cerimedo explicó, entre sus deseos, que “lo único que les pido es no abandonen al pueblo de Brasil”. Reveló que se está “configurado el fraude” por medio de entramados del TSE y puso el acento en el silencio cómplice de muchos que prefieren ocultar la verdad de lo sucedido en los resultados de las elecciones. 

Ante todo este panorama, el Instituto Voto Legal (IVL) encabezó una auditoría por petición del Partido Liberal (PL) de Bolsonaro, y halló las mismas fallas. En definitiva, concluyeron que no puede ser validado un proceso bajo estas condiciones. 

Fernando Cerimedo remarcó que de acuerdo con la Ley Electoral, y en forma  legal, el Instituto Voto Legal (IVL) está habilitado oficialmente por el TSE para efectuar una auditoría, pero como tuvo un resultado que no se acomodaba al gusto de Alexandre de Moraes, fue desestimada. 

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