Un grupo de catadores de vinos rescatan cepas olvidadas, elaboran nuevas mezclas

Los millenials transformaron la manera de escuchar música, de trabajar, de ver cine y hasta de viajar. Ahora también cambian la forma de beber vino.

Este grupo se encuentra conformado por siete colegas, compañeros de trabajo en una misma empresa , en diferentes bodegas del país: en San Juan, Cafayate (Salta) y Mendoza. Cada año, luego de cada vendimia el grupo se junta entero. En lo que queda del año se ven poco pero permanecen en contacto constantemente. Previo al boom por lo virtual que se instaló en el transcurso la cuarentena, ellos mantenían su vínculo a la distancia, consolidando su identidad y compartiendo sus noticias por las redes sociales.

En noviembre del 2017 La Liga de Enólogos apareció en el mercado, con cuatro etiquetas que fueron aceptadas por el público al que se dirige. Por lo menos eso es lo que se pudo ver en el encuentro #vendimiahechaconamigos en el Valle de Uco, que juntó a varios artistas e influencers para poder compartir una experiencia de cosecha, gastronomía y asado con fogón y ronda de guitarras. En vez de copas, el vino fue servido en el transcurso del festival en vasos de cristal pesados, redondeados y con una base en chanfle. Esto fue todo un desafío para el conocido precepto de «la copa se tiene que beber por el tallo para no calentar el cristal con la mano». Para finalizar la velada, impusieron una nueva manera de rotular los vinos, con letras y números. Sin nombres ni apellidos rimbombantes, sino con una especie de código secreto, como de superagente especial. Las letras indican la composición del vino y el número a la cantidad de enólogos que formaron parte de su cocreación.

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