“La falta de respeto”, la bronca de todo Boca y una distancia que duele. Esquirlas del clásico.

Para Boca, las últimas victorias, sobre todo en la Copa Libertadores, le habían lavado la cara. Le habían insuflado de un impulso que necesitaba luego de flojos rendimientos que habían afectado la confianza y se traducían en el ámbito colectivo. Las derrotas sacaron del banco a Ibarra y la llegada de Almirón proponía un aire necesariamente fresco. Y vaya que lo estaba consiguiendo. Pero ayer estaba ese partido, el que no conoce de antecedentes.

Hace una semana, los pronósticos hubieran establecido de forma nítida que River era la banca y Boca, el punto. La posición en la tabla era una radiografía leal del estado de ambos. Sin embargo, en el transcurso de estos días, el que parecía sólido recibió un duro cachetazo en Brasil (1-5 ante Fluminense), mientras que el otro que venía golpeado, se fortificó con una victoria clave (2-1 a Colo Colo en Chile).

De todos modos y aunque se camine por la cornisa del lugar común, no por ello deja de ser cierto que un clásico es un partido distinto. Tal es así que dado el desarrollo del partido, ni unos ni otros se sintieron cómodos con el trámite de juego. Entre un River que halló muy pocas veces la fluidez de juego en los metros finales y Boca, que no pudo detectar ese hueco para dar el zarpazo que buscaba, el cotejo maduraba un empate híbrido.

Pero llegó esa acción que aunque polémica queda a las claras que fue un penal  sancionado correctamente. ¿Penal tecnológico? Puede ser, pero penal al fin. La torpeza de Sandez al golpear a Solari recuerda a aquella de Ariel Rojas ante Marcelo Meli por la Sudamericana de 2014.

Tal fue el cambio del partido que tras el gol, el grito de Palavecino en la cara de los defensores de Boca, el clima se tornó decididamente violento. «Le dije a Palavecino y a todos los muchachos de River en la cara. Con el entrenador anterior habían logrado algo, que era que todo el mundo hable muy bien de ellos. Y que un chico, en vez de festejar con sus compañeros el gol, se pone a gritar en la cara de nuestros jugadores, es una falta de respeto terrible. Se lo dije a él, a Enzo (Pérez), al entrenador (Martín Demichelis). En vez de irse con sus compañeros se queda con nuestros jugadores. Yo no voy a agredirlo ni a pegarle símplemente a agarrarlo de la cintura a decirle ‘¿qué estás haciendo?’. La verdad, no se entiende», reveló Chiquito Sergio Romero.

Además, el arquero sostuvo: «Le pregunté por qué nos echó a tres y me dijo: ‘Porque estaban todos tirando piñas’. Le pregunté a (Nicolás) Valentini y me dijo que no tiró ninguna piña. Es difícil de entenderlo».

Para el ex arquero de la Selección Argentina «Palavecino, en lugar de ir con sus compañeros, se queda adelante de dos de mis defensores a gritarle el gol en la cara. Salí corriendo a gritarle: ‘¿Qué estás haciendo?’. Mis compañeros pensaron que yo fui a pelear y vinieron atrás mío y después los de River».

«Ellos en años anteriores habían logrado algo que era muy importante, que era que te respeten por todo, no sólo porque tenés un buen equipo o ganás título, sino porque tenés una conducta adentro y afuera del campo de juego. Hoy se pasó por alto», concluyó.

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