“La verdadera búsqueda está en la observación, entonces, allí creo que aparece la verdadera poesía”. Adriana Petrigliano y su vínculo con el arte.

La reconocida autora de poesías que el año pasado fue declarada Ciudadana Ilustre y cuyos varios de sus talleres son efectuados con la particularidad de un tubo de cartón, a modo de susurro, apunta al peso de la palabra, como resultado del vínculo del cuerpo y la voz.

Petrigliano afirma que: “Las búsquedas, en el caso de quienes escribimos, estarán obviamente en la lectura, en la práctica del oficio, en explorar, etc. Pero la verdadera búsqueda está en la observación, entonces, allí creo que aparece la verdadera poesía, en la manera que miramos, en la manera que observamos, en poner todos los sentidos, pero absolutamente todos, en percibir la real poética de la que estamos rodeados. Todo lo demás que querramos hacer, serán solo posturas”.

A propósito de cómo diseña sus clases, exhibe un método que va por fuera de lo tradicionalmente catedrático: “En mis talleres no hay ni guía ni plan ni esquema. La escritura no encuentra siempre a la misma persona sentada frente a la compu o el cuaderno. La escritura, la verdadera, esa que no podemos evitar y nos asalta, encuentra a la persona que somos en ese momento único, minúsculo, breve quizá. En mis talleres nunca seremos las mismas personas, y de hecho, yo que los coordino, no soy nunca la misma persona”.

A la hora de encarar un curso o taller, el alumno tiene definido qué es lo que pretende. Es lo más lógico, pero en este caso, Petrigliano asevera que “la demanda más frecuente es la de buscar o afianzar la propia voz. Necesitan sentir que es por ese lugar por donde deben seguir. Esto, me han demostrado estos 20 años de coordinar talleres, marca la gran diferencia entre quienes vienen a un taller porque “necesitan” hacer algo con unas horas libres, y entre quienes definitivamente hacen de la escritura su modo de vida”.

“Mis alumnos suelen reírse con una expresión que repito hasta el cansancio: “los lectores de Rubén Darío ya no están vivos…”, pero sí debo conmover (como él lo hizo) a los lectores a los que quiero invitar al convite poético. En La Rioja de hoy ya no quedan acequias, ya no se hacen retretas en las plazas, nadie regala serenatas por poner apenas algunos ejemplos. Pero sí sucede la poesía en todas las esquinas y plazas y veredas, porque la poesía seguirá sucediendo, entonces, la debemos buscar en lo que nos rodea, allí donde los lectores se sientan involucrados. Donde se reconozcan. Y mostrarla”, finaliza. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *