“Las leyes de trabajo son a favor de los chorros”. La sentencia del costado emprendedor de Marixa Balli.

Luego de haberse corrido de la marquesina mediática, la bailarina se halla inmersa en su proyecto textil que tuvo sus orígenes con un puesto en la feria de La Salada y un tiempo más tarde desembocó en su local de Flores.

La actriz se refirió en declaraciones al programa LAM, a las vicisitudes que debe atravesar a medida que Xurama, su local de Nazca y Bogotá, fue in crescendo. 

En el contexto de la pandemia del coronavirus y los sucesivos márgenes de horario recortados, la actriz detalló que «fue terrible para todos hasta que pude conseguir el permiso para salir y vender online me fue genial. Todo el mundo compraba”. 

Sin embargo, puso de manifiesto que muchos de sus empleados sacaron ventaja del escenario. “Mantuve todo, pero el que se quiso autodespedir, obviamente me hizo juicio. Lo hicieron en muchos locales, la gente quiere que la contrates para cagarte, para hacerte juicio. Por eso no hay laburo en Argentina, porque las leyes están muy mal”.

En esa línea, surgieron sus interrogantes: “Cada vez que ves un empleado, te preguntás cuando te va a costar de juicio. Es patético. Acá es todo a favor para los chorros, para los delincuentes y para el empleado que viene a laburar un par de meses para cagarte”. 

Agregó un caso puntual que debió afrontar: “tuve una chica venezolana tuve dos meses en blanco, se me fue 15 días de vacaciones, llegó y me hizo juicio. Los abogados se pusieron de acuerdo y me cagó completamente, como siempre. Ahora tengo un buen equipo de abogados”.

Balli, recalcó que “si cambiaran las leyes, tendría todos los empleados en blanco”.  Y visualizó un futuro fuera del país. “Tengo nacionalidad italiana y tengo pensado irme. Mientras mi madre esté conmigo, y espero que sea por muchos años, es lo único que me retiene en este país. Después, no tengo más ganas”. Al tiempo que expresó que partiría hacia Europa. “Miami no es mi estilo”, agregó. 

Luego añadió que «acá hay mucha falta de respeto, estamos acostumbrados a que te garquen constantemente. Quiero calidad de vida, salir a la calle y que no te afanen el celular. Tengo un auto para la vida y otro para el trabajo. ¿Está bien tener alhajas y no poder usarlas?”, finalizó.

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