Las personas que viajen a Marte podrían sufrir demencia crónica

La alta radiación a la que se verían sometidos, equivalente a hacerse 33.000 radiografías, puede causar que a la vuelta ni se acuerden del viaje.

El reto de llevar personas a Marte, que la NASA y algunas empresas privadas pretenden relanzar a partir de 2030, es una de las aventuras más portentosas de la humanidad, pero conlleva múltiples riesgos, algunos de ellos inesperados hasta ahora para los científicos.

Según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de California Irvine (UCI), los efectos de la radiación de partículas provenientes del espacio durante el trayecto sobre el cerebro humano pueden ser mayores de lo que se pensaba. Ya un estudio publicado en la revista Science en 2013 sostenía que la exposición acumulada para un astronauta solo durante el viaje de ida y vuelta, sin contar con la estancia más o menos prolongada en el Planeta Rojo, sería equivalente a hacerse 33.000 radiografías. El nuevo trabajo de la UCI es aún más alarmista y prevé que los astronautas que vayan a Marte podrían sufrir demencia crónica, hasta el punto de que cabe que al volver ni se acuerden del viaje.

La investigación, publicada en Scientic Reports, describe el análisis con roedores realizado por el profesor de oncología radiactiva en la Escuela de Medicina de la UCI Charles Limoli. Según sus cálculos, la exposición a partículas cargadas de alta energía como las de los rayos cósmicos que bombardean a los astronautas durante los vuelos espaciales prolongados causan importantes daños cerebrales a largo plazo y producen alteraciones cognitivas y demencia. Para LImoli, el entorno espacial plantea peligros específicos a los seres humanos. Por ejemplo, la exposición a estas partículas puede dar lugar a complicaciones en el sistema nervioso central durante el trayecto y persistir mucho tiempo después. Entre estos problemas se cuentan la disminución del rendimiento, el déficit de memoria, la ansiedad, la depresión y la dificultad a la hora de tomar decisiones. Lo peor es que estos trastornos cognitivos pueden ir a más durante toda la vida.

Los ratones del experimento fueron sometidos a una irradiación de partículas cargadas de oxígeno ionizado y titanio. Seis meses después de la exposición, todavía presentaban niveles significativos de inflamación del cerebro y daños en las neuronas. La red neural del cerebro se veía afectada por la reducción de las dendritas y espinas de las neuronas, lo cual interrumpía la transmisión de señales entre las células cerebrales. La consecuencia es que empeoraba el rendimiento en las tareas de comportamiento diseñadas para probar el aprendizaje y la memoria.

Además, la radiación afectaba a la supresión del miedo, un proceso por el cual el cerebro elimina asociaciones desagradables y estresantes, lo que hace a los sujetos más propensos a la ansiedad. Este tipo de disfunciones cognitivas se dan también en pacientes con cáncer cerebral que han recibido altas dosis de fotones en tratamientos de radioterapia. El problema que plantea a este nivel una misión a Marte es que requiere mucho tiempo, lo que propiciaría el desarrollo de estos trastornos cognitivos. Este estudio plantea la necesidad de investigar y buscar soluciones para mitigar los efectos en las futuras misiones a Marte, como más zonas de blindaje en el interior de la nave o tratamientos farmacológicos preventivos.

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