Los exoplanetas similares a la Tierra podrían poseer también su misma composición

Los planetas extrasolares similares al nuestro, pero situados en órbita alrededor de otras estrellas, podrían estar compuestos por el mismo tipo de minerales que se encuentran en la Tierra.

De hecho, hay tres veces más probabilidades de que sea así de lo que se venía pensando hasta ahora. Es más, en buena parte de nuestra galaxia parecen darse las condiciones para que surjan los ladrillos básicos a partir de los cuales se forman los mundos rocosos. Estas son, en esencia, las conclusiones de un estudio presentado por el profesor Brad Gibson, director del Centro de Astrofísica Edward Arthur Milne, en la Universidad de Hull (Reino Unido), en el que ha analizado la evolución química de la Vía Láctea.  

Según Gibson, en los sistemas estelares como el nuestro, la estructura geológica de los exoplanetas rocosos está igualmente dominada por el carbono, el oxígeno, el magnesio y el silicio. No obstante, pese a esa semejanza, unas mínimas diferencias mineralógicas entre unos y otros podrían propiciar importantes variaciones en la tectónica de placas, la temperatura de la superficie de estos mundos y, por tanto, su posible habitabilidad.  

“La proporción de elementos que encontramos en la Tierra está íntimamente relacionada con el desarrollo de las condiciones químicas adecuadas para que surja la vida”, señala Gibson. “Con demasiado magnesio o muy poco silicio, no se daría el mismo tipo de rocas que hallamos en la superficie terrestre. Demasiado carbono, y el mundo se parecería más a la mina de un lápiz que al nuestro”, añade.  

Aunque las observaciones de este experto y su equipo revelan que todos los sistemas planetarios cuentan con los mismos elementos básicos, Gibson advierte que incluso así no todos los planetas rocosos son como la Tierra. Su habitabilidad está determinada también por otros factores, como la presencia de agua líquida en su superficie. “Solo tenemos que mirar a Marte y a Venus para comprobar que este tipo de planetas pueden seguir distintos cursos evolutivos. Aun así, nuestros hallazgos sugieren que es más fácil que se formen mundos como el nuestro de lo que se sospechaba”, recalca.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *