Lúpulo: el corazón de la cerveza

A pesar de esta afición de los españoles por la cerveza, resulta difícil encontrar a alguien que sepa cuál es el ingrediente que le confiere su verdadera personalidad. Lo primero que nos viene a la mente es la cebada y, quizá, el trigo de algunas especialidades belgas y alemanas. Pero su aroma y exquisito amargor, además de la consistencia de su espuma, esconden un componente secreto tan natural como los anteriores: el lúpulo, Humulus lupulus, una planta trepadora perteneciente a la familia de las cannabáceas. Prima lejana de la marihuana, su fruto se asemeja a una pequeña piña verde de unos tres centímetros.

El parámetro fundamental para medir la calidad de la planta es la cantidad de alfa ácidos que contiene su flor. De menos a más, la presencia de esa sustancia convierte una cerveza en aromática, amarga o superamarga. Desde 1995, toda la producción de nuestro país se adscribe a la última categoría. La lupulina es otro de sus componentes primordiales, pues alberga más de 250 tipos de aceites esenciales con aroma y sabor. 

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