María Zysman: «Los casos de grooming aumentaron en la pandemia»

En el «Día Internacional del contra el Bullying o el Acoso Escolar», entrevista a la directora de la Asociación Libres de Bullying.

Por Inés Tiphaine  

El bullying está lejos de ser un tema nuevo, lo novedoso es que se lo condene, porque burlas y maltrato ha habido en todas las épocas. Pero en la actualidad, el avance de la tecnología ha introducido otras formas de acoso, como es el grooming, definido como «la acción deliberada de un adulto, varón o mujer, de acosar sexualmente a una niña, niño o adolescente a través de un medio digital que permita la interacción entre dos o más personas, como por ejemplo redes sociales, correo electrónico, mensajes de texto, sitios de chat o juegos en línea«.

Otro aspecto que marca el cambio de época y cómo el bullying ya no es aceptable ni perdonable, es que en la Argentina el grooming es un delito, según la ley 26.904, sancionada el 13 de noviembre de 2013: quien quiera hacer una denuncia puede realizarla de manera presencial, en una comisaría o en una fiscalía, y también de manera online.

En ese sentido, la licenciada María Zysman, psicopedagoga, especialista en bullying y cyberbullying y directora de la Asociación Libres de Bullying, quien además acaba de presentar su nuevo libro: «Grooming – Cómo enseñar a los chicos a cuidarse en la web», en diálogo con El Canillita Digital, advierte sobre el peligro que entraña el grooming: «Es una acción surgida de la traición, de la mentira, el engaño, el abuso sexual. El grooming a veces es la antesala de muchos otros delitos. Si bien estamos hablando de un proceso mediante el cual el cual un adulto ‘prepara’ a un niño o niña o adolescente en las redes sociales para concretar luego actos de índole sexual, muchas veces se concreta en encuentros físicos que abren la puerta a otros delitos«.

Licenciada María Zysman.

¿Cómo aborda la temática en el nuevo libro?

Lo hago desde la Psicopedagogía, trabajo los aspectos que pueden llevar a los chicos a estar en riesgo en relación a los groomers. Porque, evolutivamente, son tierra fértil para que estos delincuentes avancen sobre ellos. Nosotros los podemos ayudar de dos maneras: a cuidarse y a alentarlos a que nos cuenten cuando algo de esto les esté sucediendo. 

¿Qué relación hay entre el grooming y la Ley de Educación Sexual Integral (ESI)?

En el libro trabajo el vínculo entre la prevención del grooming y la ESI, el acceso de los chicos a los contenidos que no son adecuados para su edad, entre otros la pornografía que abunda y que no siempre los chicos buscan, pero sí se las ofrecen. Y de qué manera podemos, como padres, ofrecer menos material a los groomers.

¿Qué se puede hacer?

Hay ciertas palabras y temas que menciono en el libro, que abundan en los medios, como el sexting, y que las familias desconocen. La idea es que puedan ver en cada pequeño gesto que uno tiene, en sus propias redes adultas, cómo se favorece o no la predisposición de los chicos en las redes sociales.

¿Cómo fue escribir el libro durante la pandemia?

Fue un regalo de la vida que la editorial me convocará pidiéndome específicamente que escribiera sobre este tema que me apasiona. Sobre todo, sabiendo que el tema estaba siendo demandado por los docentes, porque se trata de una editorial que tiene acceso a las escuelas. Entonces, se trataba de una demanda concreta: qué hacer, cómo resolver cuando esto se presenta, cómo prevenirlo y qué puede hacer la escuela.

Aunque la escuela no tenga nada que ver…

Es que, si bien no es algo generado por la escuela, el grooming es detectable en el colegio, ahí los chicos muestran todo lo que les está pasando. Con las escuelas cerradas, muchos chicos se quedaron sin la posibilidad de expresar lo que les pasaba.  

El peligro al acecho desde las pantallas

¿Cuáles son los mayores peligros que enfrentan los chicos en la Web? ¿Y el rol de los padres? ¿Qué papel juegan en todo esto?

Padres y docentes tenemos que saber y tener en claro que es urgente que abordemos el mundo digital de manera pedagógica y unidos. Tanto desde la escuela como en las familias, hay que trabajar el uso responsable, consciente y ético del mundo digital. Para eso hay que hablar de cosas que es incómodo hablar, hay que pensar en estrategias de trabajo en conjunto. Hay que tener un discurso firme y flexible a la vez. Sobre todo, entender que la tecnología vino para quedarsey no pasa por la prohibición. Debemos llegar a acuerdos colectivos para poder mantener los límites frente a ciertas situaciones. Es fundamental que, padres y docentes, no nos dejemos llevar por la presión y la demanda del «todos tienen, todos van y todos se abren las redes».

Campaña de la ONG «Grooming Argentina».

Justamente, el uso de las redes sociales aumentó en la pandemia. ¿Eso influyó en el aumento de casos de grooming?

Sí, porque los chicos estuvieron mucho más tiempo en las redes, conectados a través de los videojuegos, por ejemplo. A muchos se les ofreció, quien pudo, un dispositivo, pero sin acompañamiento ni control, porque los padres o los abuelos estaban volcados a sus propios trabajos remotos y con angustia extra, de una sensación de desconocimiento y falta de palabras. El aumento, en gran medida, fue consecuencia del crecimiento de la soledad, el desamparo y la angustia, porque cuando uno está angustiado es más fácil caer en engaños y mentiras.

¿Cómo detectar que un menor está siendo acosado virtualmente?

No son signos inequívocos de grooming, pero hay que estar atento a si un chico está muy pendiente de sus redes sociales, de su teléfono, si no puede despegarse de sus dispositivos para hacer nada, o si se ponen muy nerviosos cuando le suena una notificación en el celular.

Campaña de la ONG «Grooming Argentina».

¿También con otras conductas que no tengan que ver directamente con el celular?

Hay que estar atentos a si se esconde para usarlo, si tiene cambios en la conducta alimentaria o en los hábitos de sueño o deja de hacer cosas que antes hacía o deja de ir a lugares donde habitualmente concurría o están muy callados y se apaga. Ojo, no son signos únicamente de grooming, pero sí de algo relacionado con sus vínculos y el miedo. Las víctimas se sienten en manos de sus groomers, están permanentemente ansiosos por lo que el otro les demanda. Ahí si vemos trastornos en la conducta.

¿Cómo se debe actuar frente a un cuadro de este tipo?

Hay que denunciar al groomer en una fiscalía especializada y evitar hacer justicia por mano propia. Tampoco advertirle al groomer lo que se va a hace, porque si no el agresor cambiará rápidamente la identidad, sus plataformas y demás. De esa manera, seguirá accediendo a otras víctimas y zafa de la acción policial. No hay que interactuar con él, ni modificar las pruebas, sólo guardar todo el material. Los groomers son grandes manipuladores, saben lo que hacen, no improvisan. Recolectan información, y a veces ni hace falta que hackeen cuentas, porque la misma web ofrece abundante información de los mismos chicos o de sus padres, material que utilizará con fines extorsivos.

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