“Para dirigir mejor hay que estar en el lugar, mamar su cultura, qué cosas le gusta a la gente y qué cosas no le gustan”, Hector Cúper y su aventura en Siria.

Si mencionamos a Hector Cúper podemos referenciarlo como uno de los trotamundos del fútbol. Después de dirigir equipos en Italia y en España, al argentino lo sedujeron desafíos en Georgia, Grecia, Turquía, Arabia Saudita y Egipto. El presente lo encuentra comandando la selección de Siria, un país árabe signado de problemas de frontera.

“Se trata de una cultura muy diferente a la nuestra. En todo caso, es parecida a la egipcia y requiere de una adaptación. Yo me adapté muy bien y me gustan algunas costumbres y especialmente la actitud que ellos tienen. A mí me gusta ver cuál es la manera de ser de un deportista, lo observo mucho. El mundo árabe en general, aunque no todo, porque es muy amplio, es de gente sencilla, humilde y trabajadora, señala el ex DT de Huracán. 

En relación a la adaptación, remarcó: “no tengo mayores problemas porque me pude adaptar a la filosofía de vida que tienen. Para mí la sencillez es fundamental, las ganas de trabajar. Noto una gran predisposición en un fútbol que ha cambiado mucho”.

Cúper destacó que si bien “es un país muy golpeado por problemas de fronteras, pero ahora no hay problemas. Damasco es una ciudad tranquila. Yo llegué a trabajar en situaciones peores, como cuando dirigía a la selección de Georgia y estaba en guerra a unos 80 kilómetros. Eso sí, si la cosa se complica, yo no me voy a quedar. Eso está hablado con los dirigentes”.

Desde lo cultural, el entrenador destacó la importancia de adaptarse al Ramadán. En ese tiempo los entrenamientos son a la noche, tarde, pero no son ellos los que se tienen que adaptar a mí sino yo a ellos. Es más: nadie me obliga a vivir en Siria”. 

Y explica: “No es obligatorio por contrato, pero yo sí quiero vivir en Siria porque creo que para dirigir mejor hay que estar en el lugar, mamar su cultura, qué cosas le gusta a la gente y qué cosas no le gustan”.

Acerca de las negociaciones que lo llevaron a Siria, Cúper reveló: “Primero apareció el presidente. Yo estaba con mi agente, me ofreció cinco años de contrato. Imagínese que siendo un grande de Italia, la cifra era suculenta”.

“Yo le contesté “presidente, ¿por qué no nos conocemos bien primero y ve cómo trabajo, vemos cómo va todo, y firmamos por un año? Si después todo va bien, siempre hay tiempo para renovar”. Mi agente me quería matar (risas). A los 7 u 8 meses, firmé por dos años más. Yo no firmo contratos más largos”, precisó.

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