Una de las referentes del feminismo en Latinoamérica y el Caribe, Rosa Ynés Curiel Pichardo subrayó este significativo día y lo interpela con cierto radar racista que lo atraviesa. 

La docente y conferencista señaló: «El feminismo decolonial explícitamente es antirracista. Es decir, si hay una cuestión que aborda el feminismo decolonial es la matriz de opresión, de raza, de clase, de sexo, de sexualidad, de nacionalidad, de geopolítica, etc. El problema es que en la medida que estas propuestas se van institucionalizando, en la academia, por ejemplo, se va perdiendo lo fundamental de esta apuesta». 

Y añadió: «Muchas personas que se asumen feministas decoloniales, no tienen una postura antirracista, y sobre todo no tienen una acción política antirracista colectiva. Por ello cuando me defino como “feminista decolonial antirracista” insisto en mi compromiso para combatir el racismo estructural, conjuntamente con todas las formas de poder y violencia».

Luego, Curiel cuestionó ciertos rasgos del colectivo: «Creo que pensar en la unidad en el feminismo es un mito. Como feministas decoloniales, y antes como feministas afrodescendientes, como lesbianas feministas, como autónomas hace tiempo que estamos diciendo que hay elementos claves que ese feminismo hegemónico blanco no aborda. Uno de ellos, el racismo. El feminismo blanco hegemónico, aún hoy, asume que todas las mujeres somos iguales y que en ese sentido tenemos que luchar solo por cuestiones de género.

«Por ejemplo, los derechos sexuales y reproductivos o la violencia hacia las mujeres. Otras estamos comprometidas fundamentalmente con derribar esa matriz de opresión moderna-colonial que atraviesa a nuestros pueblos. De hecho, muchas nos hemos separado de ciertos feminismos, precisamente por ese carácter racista-clasista-heterosexista que ha tenido, no solamente en las teorías sino también en las acciones políticas», recalcó. 

Para la activista y antropóloga social «el feminismo es muy variado en la región, hay muchas corrientes y eso es bueno. Muestra el mito de la unidad. Veo una tendencia que yo diría que sigue en esa onda de reproducción del sujeto del feminismo unitario, homogéneo, donde centran sus luchas en los derechos sexuales y reproductivos y la violencia hacia las mujeres».

E indicó que «son una gran tendencia, pero la mayoría de estas feministas no tienen un compromiso con combatir el racismo y el clasismo. Estando en este continente, siendo producto de esta modernidad/colonialidad, es imposible no hablar de raza, porque aunque esto comenzó con el colonialismo, aún hoy tiene impactos violentos en mucha gente racializada desde el no privilegio».

Por último, Curiel expresó que “las propuestas de la ola verde no colocan en discusión la articulación entre la reproducción, el racismo y la geopolítica. Esto sucede en Colombia. Parecería que es el único tema del feminismo: el pañuelo verde, la marea verde, el tema del aborto. Este país, está azotado por la guerra, por el empobrecimiento, por el despojo de comunidades enteras, por un racismo estructural que sigue cobrando vidas, y la mayoría de las feministas no se comprometen con enfrentar esos problemas».

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