Polémica post elecciones: a causa de la pérdida de reservas, el Banco Central podría soltar el dólar paralelo

El equipo económico debate la posibilidad de dejar de intervenir para contener los distintos dólares paralelos, luego de las elecciones. Se consolidaría un desdoblamiento cambiario, con unificación de los paralelos.

Las reservas líquidas del Banco Central escasean y, de acuerdo a algunas estimaciones, ya están en negativo. Y, como cada vez que las cuentas quedaron en rojo, el mercado puso el cronómetro en cuenta regresiva a la espera de nuevas medidas que frenen la sangría.

Con una pérdida de reservas de más de 1.500 millones de dólares por mes, los especialistas consideran que el espacio para postergar medidas es acotado y dudan de que esperar a la liquidación de la cosecha fina a partir de diciembre logre postergar por mucho más tiempo una corrección cambiaria. Al menos en el tipo de cambio paralelo.

Por eso, en el mercado corre la versión de una reestructuración de la política cambiaria que implicaría dejar de intervenir en los distintos dólares paralelos para que fluyan libremente. Una suerte de unificación de todos los dólares paralelos bajo un régimen de libre fluctuación, mientras se mantiene regulado el dólar oficial.

“Ciertamente el Banco Central está en una dinámica insostenible en la que pierde reservas por sus tres grifos: intervención en el mercado del dólar oficial , intervención en los paralelos y con pagos netos a organismos internacionales. La intervención en el oficial y el paralelo le cuestan unos 1600 millones de dólares por mes: 400 millones en el paralelo y otros 1.200 millones en el mercado oficial. A esto se le suma una política de ancla cambiaria y tarifaria que, como tiene escaso impacto en la inflación, termina generando atraso cambiario y tarifario sin baja de inflación, lo cual agrava el problema cambiario y de perdida de reservas”, dijo a LPO el economista Hernán Hirsch.

“Este combo, sumado a la muy probable exigencia del FMI por reducir la brecha, le pone al Gobierno mucha presión para hacer algo después de las elecciones”, diagnosticó Hirsch.

En este sentido, en el mercado tomaron nota de que lo último que quiere soltar Guzmán es el tipo de cambio oficial porque eso aceleraría más la inflación que ya está arriba del 52% anual y generaría un fuerte salto en la incidencia de la pobreza. 

Por eso, en el mercado estiman que una primera medida, pasaría por dejar de perder reservas por el lado del mercado paralelo al que fueron empujados los ahorristas que quedaron excluidos del dólar ahorro, al que solo puede acceder el 1,6% de los argentinos. En otras palabras, los dólares bursátiles pasarían a unificarse en un único mercado para el dólar libre.

“El Gobierno ha venido haciendo un esfuerzo por contener la brecha para llegar a las elecciones. No sé si su plan sea seguir interviniendo en los dólares paralelos después del lunes, la pregunta habría que ponerla en un compás de espera hasta la semana que viene. Los precios locales están más ligados al tipo de cambio oficial, que sigue siendo un ancla relevante. Por eso, tal vez, pasadas las elecciones dejen de intervenir tanto en el paralelo para preservar las reservas”, dijo a LPO el economista Camilo Tiscornia.

Puntualmente, la experiencia del “cepo del cepo” del 5 de octubre sugiere que existe la posibilidad de que soltar los dólares paralelos que se operan con los bonos bajo ley doméstica pueden correr la misma suerte que los que dólares “libres” que se operan con los bonos bajo ley extranjera: un overshooting que los llevó a la zona de los $217 para luego retroceder entre tres y cinco pesos. 

Bajo este esquema, el dólar a $200 estaba barato y esto fue precisamente, lo que disparó la cotización del dólar blue en las últimas jornadas y también desplomó el precio de los bonos llevando el riesgo país a un nuevo máximo: este jueves llegó a 1.753 puntos básicos.

Y en este punto las opiniones se dividen entre los que consideran que esto puede volverse un tiro por la culata al ampliar la brecha cambiaria y los que creen que el único ancla que le queda a la inflación es el nivel de reservas y es imperioso dejar de perderlas en un mercado especulativo.

El temor respecto de ampliar la brecha después de las elecciones es que acelera el pago de importaciones y retrasa la liquidación de divisas de la cosecha fina que recién dentro de un mes puede comenzar. Por eso, consideran que soltar el tipo de cambio paralelo y permitir el overshooting debe ir acompañado de una corrección cambiaria del dólar oficial para también limitar la pérdida de reservas en ese frente.

En cambio, otros consideran que la economía no está para shocks de ese estilo porque carece de credibilidad para estabilizar las expectativas. Para ellos, conviene apostar a la secuencialidad: primero dejar de subsidiar con reservas el dólar bolsa a los ahorristas y, una vez estabilizado el reunificado dólar libre, recién ahí proceder a cerrar la brecha con una devaluación del oficial.

Simultánea o secuencialmente. “La experiencia local histórica e internacional indica que tenés que hacer algo y hacerlo con un plan consistente. Y si el Gobierno tuviera un plan económicamente consistente, ya tendría cerrado el acuerdo con el FMI. Lo ideal sería eso, tener plan consistente y acuerdo con el FMI antes de corregir los tipos de cambio. Sin embargo, no esta claro que el Gobierno vaya a hacer algún ajuste”, concluyó Hirsch.

En el mismo sentido, el economista Gabriel Rubinstein aseguró a este medio que: “Las políticas que elijan llevar adelante tienen que hacerlas dentro de un plan coherente y con un acuerdo con el FMI. En ese marco, las estrategias pueden ser diversas y pueden funcionar, si no, iremos a una situación caótica”.

“Con una previsión de una situación fiscal mejor para que haya menos emisión monetaria y mejores expectativas, es posible que el contado con liquidación baje o se modere y ayude a cerrar la brecha, a lo mejor se vaya a una maxidevaluación para acomodar las cosas, pero se haga lo que se haga, tiene que hacerse con todas las piezas acomodadas: una política fiscal orientada hacia el equilibrio en el tiempo que sea creíble y, a partir de ahí una política cambiaria que permita ir reduciendo los controles y comprimiendo la brecha. Sin eso, cualquier estrategia va a agotarse rápidamente”, sintetizó Rubini.

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