“Pongan en el medio al micro y se van a dar cuenta de que se iban a quedar a vivir ahí seis días”. Tras el desastre, Anibal Fernandéz fustigó a Claudio Tapia.

O muchos lo intuían, o pocos tomaron cartas en el asunto. Cuentas más o cuentas menos, el fenómeno social de una Selección campeona del Mundo no iba a ser tomado como la salida de un participante de Gran Hermano. Síntomas claros fueron las carpas instaladas en las adyacencias del Predio de Ezeiza donde la gente común, no hablamos de fanáticos o barras bravas, se habían apostado en la noche previa al arribo del avión para asegurarse un cara a cara en HD con los jugadores.

La consecuencia fue el caos irremediable. Claro, qué hacer ante cerca de cinco millones de personas. La improvisación salta como una chinche clavada a una madera de segunda intentando tolerar toneladas de acero. Porque de la pasión genuina se pasó a la barbarie. A los saqueos, robos, roturas de semáforos, paradas de colectivos que cedían y casi que provocan tragedias. Un desmadre propio de una sociedad malcriada a base de asistencialismo. Hasta parece un plan macabro. Embrutecer más para dominar mejor.

En el contexto del dia después, comenzó el fuego de las declaraciones acerca de las responsabilidades. El ministro de Justicia de la Nación, Anibal Fernández, calificó como “un cachivache de pacotilla” al presidente de la AFA, Claudio Tapia, luego que el mandamás del fútbol argentino destacó el rol de Sergio Berni en el operativo pero que además se mostró implacable para con el resto de los encargados de la seguridad, a través de su cuenta de Twitter.

Además, Fernández agregó que no le entendía nada de lo que Tapia le decía por teléfono, dejando entrelíneas que no se encontraba en el mejor estado. El titular de la cartera de seguridad estalló cuando Tapia contó que se sintieron “traicionados” porque no iban a poder pasar por el Obelisco, como era la idea original.

Acerca de Tapia, agregó: “Esas son las expresiones que tiene este señor, que no es precisamente un libro abierto. Dice lo que le parece y mientras que él insistía en que nosotros estábamos traicionando, (Lionel) Messi, (Rodrigo) De Paul y (Ángel) Di María ya estaban sobre el H17. Ninguno se quejó, todo lo contrario, subieron gustosamente a los helicópteros”.

“Él no planificó nada, yo tomé la decisión de sacarlos en helicópteros porque ‘no se podía avanzar’. Sabíamos que en algún momento íbamos a tener que hacerlo, por eso los teníamos preparados”, reveló. 

Fernández añadió: “Lo que le planteé a Tapia (antes que saliera la caravana) fue que nosotros ni loco acompañábamos que fueran al Obelisco. Miren las fotos, pongan en el medio al micro y se van a dar cuenta de que se iban a quedar a vivir ahí seis días, ni loco íbamos a entrar nosotros hasta el Obelisco, tenía que ser un trayecto periférico para poder salir”.

“El objetivo era proteger a los jugadores, no porque fueran a hacerles daño sino porque tanta gente queriendo acercarse puede terminar en cualquier cosa. Después aparecen estos cachivaches de pacotilla queriendo inventar la cuadratura del círculo. Nosotros fuimos los que tomamos las decisiones”, finalizó.

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