¿Por qué nos cansamos luego de ir a la playa?

Disfrutar de un día en la playa o en la piscina puede hacernos estar cansados, incluso aunque no nos hayamos movido de la toalla. ¿A qué se debe? Descubre las razones de este agotamiento veraniego y cómo evitarlo.

Llega el verano y comienzan los preparativos de las vacaciones, ir a la playa o a la piscina es un must en la estación más calurosa del año. Broncearse, disfrutar del paisaje o aplacar el calor son algunos de los motivos por los que se suele acudir a la costa o a las piscinas, junto con la del descanso, sin embargo, ¿no os ha pasado que muchas veces llegáis a casa más cansados que nunca? La ciencia tiene la respuesta a este fenómeno digno de Cuarto Milenio.

Control de la temperatura corporal

Bajo el sol abrasador tu cuerpo intenta mantenerse fresco para que todo el organismo funcione correctamente, y a veces tiene que trabajar en exceso para conservar una temperatura corporal adecuada. Esto puede provocar que suban tus pulsaciones o trabaje más tu metabolismo. De ahí que te sientas cansado o con sueño durante tu estancia o al volver a casa.

Para evitarlo lo mejor es que evites las horas en las que el sol indice de manera más directa, es decir, entre las 12 h y las 16 h, si quieres broncearte exponte a primeras horas de la mañana o últimas de la tarde, siempre con precaución y usando protectores solares. Recuerda que la exposición al sol puede causar manchas en la piel, quemaduras solares e incluso problemas más graves como melanomas o cáncer de piel. También puedes ayudar al cuerpo con baños en el agua del mar o de la piscina, el cambio de temperatura estabilizará el termostato del cuerpo.

Deshidratación

Aunque no hagas una fuerte actividad, pasar tiempo bajo el sol ayuda a que te deshidrates. Sudas más y pierdes líquidos, sales y minerales. Para compensar este efecto el cuerpo se pone “en modo ahorro” y reduce el uso de energía, lo que provoca bajadas de tensión y en algunos casos lipotimias o inclusos golpes de calor.

Una solución fácil y refrescante pasa por mantenernos bien hidratados, especialmente los niños, embarazadas y personas mayores, y beber agua a menudo incluso aunque no tengamos sensación de sed. Las bebidas sin alcohol, tés fríos, batidos naturales o frutas como la sandía o el melón son otras opciones recurrentes para evitar deshidratarte en los abrasadores días de playa, y aunque los mojitos o cócteles con alcohol te tienten, intenta evitarlos pues el alcohol deshidrata.

Rayos solares non-stop

Los rayos ultravioleta del sol no son inocuos y penetran en la piel (las quemaduras en el cuerpo a la vuelta de la playa así lo demuestran). Su acción durante mucho tiempo seguido o en las horas de más calor afectan al comportamiento de las células (quemaduras, manchas, envejecimiento prematuro) provocando cambios químicos que puede causar fatiga.

El consejo más lógico es no exponerse al sol, manteniéndose debajo de la sombrilla y con un sombrero que proteja la cabeza del sol durante el baño, pues es una zona en la que se absorbe mucho calor y en la que no se puede aplicar crema solar, lo que puede ocasionar dolorosas quemaduras en la delicada piel del cuero cabelludo.

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