¿Qué diferencia existe entre una fruta y una verdura?

Por extraño que parezca, el tomate es una fruta y una verdura al mismo tiempo.

Existe un debate entre los que clasifican el tomate en el grupo de las verduras y entre quienes lo añaden a la categoría de las frutas. Pero lo cierto es que, por extraño que parezca, el tomate es una fruta y una verdura al mismo tiempo. ¿Por qué? ¿Cuál es la diferencia entre frutas y verduras?

En términos botánicos, una fruta es la parte de la planta que contiene semillas. Las frutas se desarrollan a partir del ovario de la flor después de la polinización y posterior fertilización, formando así una cubierta protectora sobre las semillas.

Por otro lado, las verduras son todas las demás partes de la planta como las raíces, los tallos y las hojas. Siguiendo las premisas de la botánica, las manzanas, las calabazas y los tomates son todos frutas, mientras que algunas raíces como la remolacha, los nabos o las patatas son verduras. También pertenecen al grupo de las verduras las hojas como la col rizada, las espinacas y la lechuga y diversos tallos como el brócoli o el apio.

Sin embargo, en términos culinarios y gastronómicos la percepción es bastante diferente. Mientras que algunos alimentos son frutas botánicamente hablando, al presentar un sabor salado los chefs lo consideran verduras. Esto sucede con algunas frutas botánicas como las berenjenas, los pimientos y los tomates.

Un debate antiguo

El debate entre frutas y verduras es bastante antiguo. De hecho, esta controversia llegó hasta la Corte Suprema de los Estados Unidos en el siglo XIX. En 1987, se aprobó una ley que asignaba impuestos a las verduras importadas, pero no a las frutas. Las empresas que se encargaban de importar tomates argumentaron que estaban exentas de pagar el impuesto, ya que se trataba de una fruta y no de una verdura. Además, recurrieron a la botánica para reforzar su argumento, demostrando que el tomate, al ser el producto de una flor, era una fruta.

El gobierno reconoció que, en términos botánicos, el tomate era una fruta. Sin embargo, alegaron que al servirse como parte de las comidas y no en los postres se le consideraba una verdura. Las compañías se vieron obligadas a pagar los impuestos, abriendo así un debate que ha permanecido hasta nuestros días.

Existe un debate entre los que clasifican el tomate en el grupo de las verduras y entre quienes lo añaden a la categoría de las frutas. Pero lo cierto es que, por extraño que parezca, el tomate es una fruta y una verdura al mismo tiempo. ¿Por qué? ¿Cuál es la diferencia entre frutas y verduras?

En términos botánicos, una fruta es la parte de la planta que contiene semillas. Las frutas se desarrollan a partir del ovario de la flor después de la polinización y posterior fertilización, formando así una cubierta protectora sobre las semillas.

Por otro lado, las verduras son todas las demás partes de la planta como las raíces, los tallos y las hojas. Siguiendo las premisas de la botánica, las manzanas, las calabazas y los tomates son todos frutas, mientras que algunas raíces como la remolacha, los nabos o las patatas son verduras. También pertenecen al grupo de las verduras las hojas como la col rizada, las espinacas y la lechuga y diversos tallos como el brócoli o el apio.

Sin embargo, en términos culinarios y gastronómicos la percepción es bastante diferente. Mientras que algunos alimentos son frutas botánicamente hablando, al presentar un sabor salado los chefs lo consideran verduras. Esto sucede con algunas frutas botánicas como las berenjenas, los pimientos y los tomates.

Un debate antiguo

El debate entre frutas y verduras es bastante antiguo. De hecho, esta controversia llegó hasta la Corte Suprema de los Estados Unidos en el siglo XIX. En 1987, se aprobó una ley que asignaba impuestos a las verduras importadas, pero no a las frutas. Las empresas que se encargaban de importar tomates argumentaron que estaban exentas de pagar el impuesto, ya que se trataba de una fruta y no de una verdura. Además, recurrieron a la botánica para reforzar su argumento, demostrando que el tomate, al ser el producto de una flor, era una fruta.

El gobierno reconoció que, en términos botánicos, el tomate era una fruta. Sin embargo, alegaron que al servirse como parte de las comidas y no en los postres se le consideraba una verdura. Las compañías se vieron obligadas a pagar los impuestos, abriendo así un debate que ha permanecido hasta nuestros días.

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