¿Qué significa que un ojo sea vago?

Como consecuencia de esta disfunción, se genera una gran pérdida de agudeza visual que puede ser corregida con facilidad en los niños, pero es mucho más compleja en adultos.

El síndrome del ojo vago, también llamado ambliopía, surge cuando las células neuronales de la visión reciben información diferente de cada uno de los ojos. Ante la confusión, el cerebro elige la mejor imagen y omite la de menor calidad. Como consecuencia de esta disfunción, se produce una importante pérdida de agudeza visual que puede ser corregida con facilidad en los niños, pero tiene difícil recuperación en adultos.

Al nacer, los ojos necesitan recibir estímulos para poder desarrollar sus capacidades funcionales. A medida que la retina va recogiendo esa información, el sistema visual madura, aprende a coordinarse con el cerebro e incrementa las funciones visuales. Y es que aunque al principio solo percibirá luz, después se ampliará el arco de visión, distinguirá contornos y colores, y mejorará el enfoque. Por lo general, los ojos no estarán desarrollados visualmente hasta los ocho o nueve años.

El ojo vago surge cuando este proceso de maduración no se ha realizado de manera correcta. No existe ninguna alteración en la estructura del ojo, pero las células neuronales de la visión no son capaces de interpretar los estímulos que les llega del exterior.

El ojo vago puede ser causado por tres razones. La causa más habitual se debe a una alteración en la refracción de la luz –miopía, astigmatismo o hipermetropía– en uno de los dos ojos. De esta manera, los estímulos que recogen son diferentes; por ejemplo, un ojo ve con más nitidez que otro y el cerebro decide omitir la imagen más distorsionada. De ahí que una de las medidas más frecuentes en el tratamiento sea la utilización de un parche en el ojo que tiene mejor visión, para intensificar la actividad de las células neuronales del ojo afectado.

¿El ojo vago se puede curar?

Un tratamiento en edades tempranas puede corregir este defecto visual. Las medidas preventivas basadas en revisiones oftalmológicas frecuentes son claves para descubrir esta patología.

Es muy importante estar atentos al comportamiento de los niños como por ejemplo si se acerca mucho a los objetos o para hacer los deberes, la aparición de tics en el ojo, enrojecimiento, dolores de cabeza o si no ve a distancias largas.

La edad es un factor clave en el tratamiento del ojo vago y las revisiones oftalmológicas frecuentes son fundamentales para detectarlo. De no ser así, el riesgo en edad adulta a la pérdida de visión total de un ojo se incrementa, lo que afectará a la capacidad de generar imágenes en tres dimensiones, reduciendo la calidad de vida del afectado; y será un impedimiento a la hora de realizar actividades cotidianas, como conducir.

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