“Tuve un aneurisma que, por suerte, desapareció por milagro. Creo que realmente de Dios”. Lourdes Sánchez, íntima.

La conductora hizo un repaso de su infancia mientras prepara el retorno de Comer para Creer, a partir del próximo lunes por la pantalla de América. Además de continuar su participación en Buena Tarde en C5N. 

“Estoy muy feliz, haciendo muchas cosas que me gustan. A veces digo: “¿Podré con todo?”. Pero soy muy de aprovechar el momento. Me quedó el chip de bailarina, porque la bailarina a veces llega el verano y se queda sin trabajo, esa preocupación: “¿De qué voy a vivir esos meses?”. Entonces, todo lo que me ofrecen lo agarro”, destacó Sánchez. 

Además añadió: “Obviamente que me tiene que gustar, por supuesto, pero aprovecho. Y justo se dio la casualidad que este año aparecieron un montón de ofertas que me tentaron mucho”.

A propósito de su vínculo con la comida, lugar desde donde emerge el terreno de Comer para Creer, reveló: “Yo soy muy dulcera, me encanta todo lo que sea pastelería, las facturas, los chocolates; amo todo eso. Como, pero soy muy consciente: tampoco me voy a devorar toda la torta. Y acompaño con mucha actividad física: me levanto muy temprano y voy al gimnasio”.

Sobre su infancia en Corrientes, la bailarina expresó: “Tengo lindos recuerdos. Una familia típica, mamá, papá, que los tengo hasta el día de hoy, que me acompañaron siempre en lo que quería. Una familia de abogados que trabajan en Tribunales, nadie viró para el arte, yo fui la única, y siempre me acompañaron”.

En esa dirección, Sánchez levantó las persianas de su intimidad y contó:  “Tuve algunos problemas de salud de muy chiquita, por lo que mis papás se asustaron mucho, y en uno de esos estudios, era una resonancia de cabeza, que justo fue acá, en Buenos Aires, mi mamá desde afuera me decía: ‘Bueno, María Lourdes, pensá qué es lo que querés hacer cuando salgas de acá’. Tenía siete años”.

“Tuve una aneurisma que, por suerte, desapareció por milagro. Creo que realmente de Dios. Y cuando estaba ahí adentro yo de verdad era una nena… Me tuvieron que poner una inyección que me picaba mucho el cuerpo. Tengo como esos registros que siendo chica me parecía todo muy extraño. Cuando salimos de ese estudio le dije a mi mamá que quería entrar a los carnavales; en Corrientes son muy famosos”, precisa. 

Luego agrega: “Justo mi vecino era el coreógrafo de una de las comparsas, y mamá me dijo: “Bueno, yo te voy a cumplir ese sueño”. Me llevó a la casa de mi vecino y me hizo elegir el diseño del traje. Me impactó uno que era turquesa, tenía zapatos rojos y en el espaldar de plumas un arco iris. Claro, fui a elegir el personaje principal: Dorothy en El Mago de Oz. Por eso tengo tatuado “Over the rainbow”, porque es muy significativa esa canción”. 

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