El origen del grito del Cuti Romero: “Mbappé le estaba diciendo cosas a Enzo”.

Los coletazos de la final del Mundo ante Francia continúan a modo repetición y los jugadores de la selección, con la espuma baja pero la gloria eterna, evocan escenas del histórico partido que tuvo de todo en cuanto a condimentos anímicos. En ese sentido quién habló fue el Cuti Cristian Romero, defensor del Tottenham Hotspur de la Premier League.

«Ser campeón del mundo es lo más importante que me pasó como futbolista, pero este último tiempo me relajé un poquito. Lo dejé un poco de lado porque sino los compañeros de Tottenham se enojan un poco», confesó el cordobés.

Además aseguró:»No me cambió la vida, pero sí me marcó, me cambió futbolísticamente muchísimas cosas. Seguramente para los próximos años voy a estar más tranquilo, sin esa presión en la Selección por haber conseguido todo».

A propósito de la imagen que quedó inmortalizada de su grito de gol a la estrella del PSG, Romero contó: «La foto es hermosa. Voy a contarlo porque siempre los malos de la película somos nosotros, pero Mbappé le estaba diciendo cosas a Enzo. Le dijo un par de boludeces. Y yo justo lo fui a sacarlo de ahí y mete el 3 a 2 Messi. Entonces me salió de adentro gritarle el gol en la cara».

A la hora de hablar de las cábalas, en el juego decisivo, recordó que «me parece que el único penal que vi fue el de Leo (Messi). Después estaba arrodillado en el piso, Paulo (Dybala) me levantaba a cada rato y yo no quería mirar. Estaba rezando, pidiéndole a Dios que se nos dé y no pude ver toda la definición. Fue la primera vez porque siempre los veo, no tengo problema, pero en ese momento no podía».

Luego señaló evocando la tanda de penales: «Miraba para el piso y, cada vez que gritaba la gente me daba cuenta que había pasado algo lindo. Cuando iba a atajar el Dibu, tampoco miraba. Estaba mirando al piso y, cuando sentí a toda la gente, porque prácticamente éramos todos argentinos, me di cuenta que lo había atajado. Me levanté y él, festejando, bailando».

Asimismo, manifestó su convivencia en la concentración y un rito con Lisandro Martínez tras la caída del debut ante Arabia Saudita: “Con Licha compartimos siempre la pieza y el Moli siempre estaba con nosotros. A Licha le digo el santo porque es muy creyente y, después del primer partido, yo estaba mal y me decía ‘tenés que cambiar la energía’. Trajo un millón de palo santo y empezó a prender por todos lados. Un humo por todos lados, por eso quedó esa anécdota».

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