La preocupación por medio ambiente esta está fuera de la campaña pese al auge global.

El Gobierno y la oposición admiten que quedó en un segundo plano como producto de la crisis económica.

La preocupación por el cambio climático y sus graves efectos sobre el medio ambiente logró congregar a miles de jóvenes en las calles de más de 160 países. Aunque es una de las principales exigencias del acuerdo UE-Mercosur, la campaña electoral argentina parece esquivar las cuestiones medioambientales. El tema no figura en los spots de los candidatos. Tampoco en los discursos ni en los debates presidenciales. Los expertos señalan que se debe al enorme protagonismo que cobró la economía durante la campaña, relegando a un segundo plano el medio ambiente.

«Esta campaña viene siendo muy poco propositiva, centrada en la cuestión económica y en la dicotomía de volver al pasado o no. La agenda social local está opacando a la agenda ambiental. Durante la presidencia argentina del G-20, el Gobierno lideró con eficacia el debate de la agenda medioambiental. No supo llevar esos logros a la campaña», afirmó Gabriel Lanfranchi, director del programa de Ciudades del think tank Cippec.

La ausencia del cambio climático se refleja en distintos aspectos. Los spots de las fuerzas que competirán en octubre próximo incluyen temas económicos, sociales, institucionales y hasta se posicionan sobre el aborto, pero ninguno alude a la cuestión medioambiental.

Las propuestas de los candidatos sobre estos temas son poco conocidas. En los debates presidenciales, aparece de manera muy tangencial. Está incluido en el segundo debate del 20 de octubre, pero dentro de un amplio abanico de temas: desarrollo social, ambiente y vivienda.

«El tema ambiental no está instalado en la dirigencia política argentina en general. Y menos a través de los grandes medios. Son temas que no estaban muertos en la sociedad, pero faltaba un detonante. Por suerte ha nacido este movimiento de jóvenes por el clima, con la propuesta de Greta Thunberg, que tomó cuerpo y se convirtió en un movimiento internacional», apuntó el senador Fernando «Pino» Solanas, candidato a diputado por el Frente de Todos, quien presentó en el Senado una ley de cambio climático, que ya cuenta con media sanción.

Distinta es la explicación de la izquierda: «Hay un compromiso de las dos grandes fuerzas mayoritarias con el agronegocio, la megaminería y el extractivismo. Eso hace que los temas medioambientales no existan», expresó Myriam Bregman, candidata a diputada nacional por la ciudad del FIT.

«Mientras el país esté más inserto en el mundo, la corriente global hacia una mayor responsabilidad ambiental nos va a ayudar a ser más sustentables. Un acuerdo como el de la UE-Mercosur nos ordena», explicó Lanfranchi, quien anticipó que «es probable que comencemos a ver sanciones económicas o comerciales a los países que no cumplan con el Acuerdo de París en los próximos años».

En una línea similar, Bergman agregó que los países «no van a poder comerciar si no le dan importancia al medio ambiente. Un tercio de las regulaciones para entrar a la OCDE son ambientales».

¿Hasta qué punto puede darle prioridad a la sustentabilidad un país en vías de desarrollo y con severos problemas económicos como la Argentina? «El paradigma de que primero hay que desarrollarse económicamente y luego ocuparse del medio ambiente ya no es viable. Los efectos del deterioro ambiental los sufren con mayor dureza los sectores más vulnerables. Las inundaciones afectan más a los barrios ubicados en las tierras más bajas, generalmente villas y asentamientos», afirmó Lanfranchi.

Bajo la misma lógica, fuentes de la campaña del candidato a presidente de Consenso Federal, Roberto Lavagna, expresaron que «la Argentina hoy tiene necesidad, tiene hambre, falta de trabajo. Siempre hay que buscar el equilibrio sin generar extremos».

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