Solidaridad con impronta chaqueña

La historia de una cooperativa de cuidados domiciliarios, formada por mujeres, que es ejemplo de lucha y vocación para salir adelante. Su origen, su actualidad y qué esperan para el futuro.

Por Luján Gassmann

En la ciudad de Resistencia, Chaco, se encuentra «Solidaridad Trento Chaqueña» (SOL.TRE.CHA), la primera cooperativa de cuidados domiciliarios de la Argentina. En un principio, la asistencia estaba orientada solo a los trentinos originarios y sus descendientes; trabajaban en Resistencia y otras localidades del interior de la provincia como Makallé, Quitilipi y Pampa del Infierno.

A partir de 2008 el servicio se extendió a toda la comunidad, lo que impulsó el paulatino crecimiento de la organización y la incorporación de nuevos socios. Desde el comienzo apuntaron a contribuir en mejorar la calidad de vida de los asistidos y las personas que conforman la cooperativa. Se organizaron para planificar el trabajo acorde a cada necesidad, priorizando siempre las individualidades y dignidad de cada persona.

En el Encuentro Nacional de Cooperativas de Cuidados organizado por SOL.TRE.CHA. en el marco de los 20 años de la cooperativa, realizado en 2021.

Con el paso del tiempo, cada vez fueron más reconocidos por la comunidad, destacándose por los servicios prestados, basados en la calidad humana, la eficiencia y eficacia de los cuidadores. De eso habló El Canillita Digital con Josefina Elena Sánchez, actual presidenta de la cooperativa.

¿Cuándo nació la cooperativa y a qué debe su nombre?

Nuestra cooperativa surgió en 2001 y es la primera cooperativa de cuidados domiciliarios del país. Este año vamos a cumplir 21 años de trabajo continuo. Empezó  como un proyecto de una organización no gubernamental (ONG) italiana, la Asociación Trentinos en el Mundo (ATM), de donde surge su nombre, Solidaridad Trento Chaqueña, cuya sigla es  SOL.TRE.CHA. Se realizó una capacitación en cuidados domiciliarios, con la firma de un acuerdo marco entre la Asociación y el Gobierno de la Provincia del Chaco, y finalizada la capacitación se creó la cooperativa. Es una de las primeras cooperativas de mujeres.

Josefina Elena Sánchez.

¿A qué apuntaban con este proyecto?

Tenía como finalidad dar trabajo a mujeres jefas de familia o cuyos maridos hubieran quedado sin trabajo, era una época de gran crisis económica. Actualmente somos 85 personas trabajando en la cooperativa, de las cuales 8 son varones y el resto mujeres; todos cuidadores domiciliarios.

Asamblea de la cooperativa.

¿Qué tipo de servicio brindan?

Nuestra cooperativa brinda servicios de cuidado a personas adultas mayores, enfermos y personas en situación de discapacidad. Se les brinda apoyo en las actividades diarias, para que mejoren su calidad de vida, fomenten su autoestima y su inserción social y familiar. Se incluyen tareas como higiene personal, control y suministro de medicamentos por vía oral, movilización, preparación de alimentos, apoyo en tratamientos de rehabilitación, acompañamiento a controles médicos, actividades recreativas, entre otras. 

¿Cómo organizan el trabajo?

Hay un equipo que coordina las guardias y se encarga de seleccionar al cuidador o cuidadora más adecuado para cada caso, teniendo en cuenta no sólo su perfil laboral sino también su actitud, el radio en que vive y los horarios disponibles para trabajar. En nuestra cooperativa cada socio elige los horarios de trabajo; no superamos turnos de 8 horas diarias, porque esto le permite a cada socio seguir estudiando, cuidar a sus hijos, lo que necesite.

¿Qué formación tienen?

Todos somos cuidadores domiciliarios polivalentes, hicimos una capacitación básica que varía entre 200 y 330 horas de cursada. Además, realizamos actualizaciones en diversos temas relacionados a la actividad, como el cuidado de pacientes con Alzheimer o la movilización del paciente postrado, por ejemplo. 

¿Dan capacitaciones a socios o son abiertas?

Desde hace 6 años, se lleva adelante una capacitación en «Formación de cuidadores domiciliarios polivalentes con orientación cooperativa» que, si bien es para los socios, también está abierta a la comunidad, para que quien quiera hacer esta actividad pueda formarse y brinde un servicio de calidad a las personas que cuida, trabaje o no en la cooperativa. es nuestro aporte para mejorar la sociedad donde vivimos. 

¿Tienen apoyo para los cursos que dan?

Desde el año pasado contamos con el aval de la Dirección Nacional de Políticas para Adultos Mayores (DINAPAM) para el curso de cuidados, lo que permitió que personas de otras provincias pudieran realizar la capacitación. También por primera vez pudimos hacer un convenio con ellos y realizar una capacitación específica en Alzheimer a la que asistieron, virtualmente, 50 personas de diversas localidades de nuestra provincia y de otras provincias como Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe.

¿Articulan con algún organismo estatal? 

El año pasado también por primera vez recibimos financiamiento de Desarrollo Social del gobierno provincial, con la firma de un acuerdo para la capacitación en cuidados domiciliarios. Y ya hace varios años, desde 2018 aproximadamente, que nos acompaña el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.

El camino de la autonomía

¿Cómo fueron los inicios?

Los primeros años de actividad fueron exclusivamente con la Asociación Trentinos en el Mundo (ATM), atendíamos a los descendientes trentinos, personas de alta vulnerabilidad social, adultos mayores y niños en situación de riesgo, entre otros. Esto nos llevó a una alta dependencia de la ONG, que nos trajo muchos beneficios porque teníamos financiamiento total, pero también generó algunos problemas internos, ya que las socias no se identificaban con la cooperativa, creían que eran empleadas de la ATM, así que después de algunos años, decidimos comenzar el camino hacia la autonomía. 

Iliana Figueroa es la cuidadora de Elsa Santana.

¿Por qué decidieron ser una cooperativa? 

Esa pregunta primero la tuvimos que responder en forma personal. Así fue que descubrimos varias razones poderosas. Primero y principal, la continuidad laboral, lo que nos brinda una cierta estabilidad económica, con todo lo que esto implica en el país, sobre todo teniendo en cuenta que nuestro trabajo es muy inestable. La realidad es que no tenés certeza de cuánto va a durar el trabajo, porque depende de factores que no podemos controlar, como la vida o la muerte. En la cooperativa tenemos continuidad laboral, lo que te permite proyectar a futuro y te da una cierta tranquilidad, ya que si hoy se da de baja una guardia, mañana ya comenzás otra. Esa estabilidad te permite pensar en sacar un crédito para arreglar tu casa o mandar a estudiar a tus hijos a otra provincia, por ejemplo. 

¿Qué beneficios les trae ser miembros de una cooperativa?

Encontramos contención y apoyo. Al ser cuidadoras y estar organizadas en esta estructura cooperativa y solidaria, podíamos entender los problemas que planteaban nuestras compañeras y buscar una solución entre todas. Poder contar con obra social, aportes jubilatorios, un seguro de accidentes personales, para muchas de nosotras era la primera vez que gozábamos de estos beneficios, podíamos decidir nuestros horarios laborales, esto nos permitía poder trabajar y criar a nuestros hijos o seguir estudiando, nos permitía y nos permite aún hoy ingresar al mercado laboral a un sector, en su mayoría de mujeres, que quedábamos excluidas del mercado laboral tradicional.

¿Cómo definen este sistema?

Hemos logrado construir un sistema que se ocupa de ambas partes: de la persona que cuida y de la que es cuidada. Esas fueron y son algunas de las razones que nos impulsan hasta hoy a continuar con la cooperativa.

¿Cómo llegan las familias a ustedes? 

La gran mayoría lo hace por recomendaciones de otros, que conocieron el servicio y nos recomiendan. Eso nos llena de alegría y nos sentimos comprometidos a seguir mejorando. Cada familia que agradece por el servicio o que nos cuenta con emoción cómo mejora un familiar o lo tranquilos que se van a trabajar porque saben que su ser querido queda en buenas manos, la confianza que ponen en nosotras nos llena de emoción y de orgullo. Sentimos que vamos por buen camino. Los restantes llegan a través de las redes sociales, pero son los menos. 

¿Qué proyección tienen para 2022?

La idea es incorporar más socios, para continuar creciendo y poder concretar un proyecto muy necesario: una guardería para nuestras socias, para que las cuidadoras puedan trabajar tranquilas sabiendo que sus niñas y niños están en un lugar seguro.

¿Qué reflexión hace en el mes en el que se reivindica la figura y lucha de la mujer?

Me interesa destacar esa fuerza poderosa que tenemos las mujeres cuando nos unimos sororamente. Esa sinergia que se produce, que hace que simples cuidadoras como nosotras puedan llevar adelante una cooperativa de esta magnitud, atendiendo a 70 personas todos los días. Hemos atravesado una pandemia, crisis económicas, políticas y seguimos adelante, creciendo, avanzando juntas. 

¿Qué destacaría de esta lucha?

Elijo destacar y poner en primer plano esa fuerza que potencia nuestras capacidades y nos hace llegar más allá de nuestros sueños. En nuestra cooperativa lo vivimos todos los días: cuando una cae, están las otras para levantarla, siempre alentando, «vos podés«, creyendo y potenciando a las otras, avanzando siempre, a pesar de las dificultades, de los miedos, con trabajo duro. Siempre pienso: ¿qué sería de mí sin las otras? Así que destaco el poder de la sororidad entre las mujeres.

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