El presidente de Kazajistán dió la orden de reprimir en las protestas con la ayuda de Rusia

El presidente Tokayev, ordenó “matar sin advertencia” a los manifestantes. Contará con la asistencia militar de Moscú. La jugada sienta un precedente.

Las protestas contra el aumento del gas en Kazajistán deberán enfrentarse ahora con la represión de las fuerzas de seguridad locales, asistidas militarmente por Rusia. El presidente kazajo, Kasim Jomart Tokayev, aseguró este viernes que dio la orden de disparar “a matar sin advertencia” a los manifestantes para restaurar el orden en las calles del país.

Tokayev se refirió a las personas que participan de las protestas como terroristas y, a diferencia del tono conciliador que había adoptado al comienzo de las movilizaciones en la antigua capital, Almaty, descartó cualquier tipo de diálogo. “¿Acaso es posible negociar con criminales y asesinos?”, se preguntó el mandatario. Lo cierto es que el presidente parece más seguro con presencia en su territorio de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), el brazo militar de Rusia en la región.

Moscú confirmó que unos 75 aviones estarán a cargo del traslado del “contingente de paz”, un eufemismo para aludir a las tropas rusas que custodiarán puntos estratégicos en Kazajistán y que traducirán las órdenes represivas de Tokayev. Los muertos ya suman 26 -incluidos agentes de seguridad- y los detenidos superan los 3.800 desde que se desataran las protestas el pasado domingo 2 de enero. El gobierno intenta frenar por estas horas la toma de comisarías y edificios administrativos, como ocurrió en los últimos días. El miércoles, los manifestantes irrumpieron en el aeropuerto de Almaty.

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 Manifestantes protestan en la antigua capital del país, Almaty.  

El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, acusó a Occidente de instigar las protestas en Kazajistán. El mismo libreto que usó durante las protestas contra su régimen en agosto de 2020. Pero el mandatario bielorruso elogió la misión de la OTSC, a la que podría acudir en caso de nuevas manifestaciones en su país. Con solo calificar el potencial accionar de los opositores como terrorismo, las tropas rusas ya estarían allí. Sería el músculo del Kremlin actuando sin ningún disimulo.

Por otro lado, las protestas desencadenaron cambios profundos esta semana. Uno de ellos fue que el expresidente Nursultán Nazarbáyev, el verdadero hombre fuerte del país, perdió la titularidad “vitalicia” del Consejo de Seguridad Nacional, que pasó a manos de Tokayev. Nazarbáyev gobernó desde la disolución de la Unión Soviética en 1991 hasta 2019. El actual mandatario también reemplazó al jefe de la inteligencia nacional, Karim Masimov, cercano al expresidente, y colocó en el puesto a alguien de su confianza. 

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