Psicobiomas: cómo influyen en tu salud mental

Ciertas bacterias intestinales –el psicobioma– podrían constituir una alternativa terapéutica para problemas mentales como depresión, ansiedad o autismo. Conoce los psicobióticos, y cómo influyen en el bienestar emocional.

Nuestro intestino alberga una gran cantidad de bacterias con las que mantenemos una relación de simbiosis, en la que el organismo las provee del alimento que necesitan, y ellas nos proporcionan una serie de beneficios para la salud. Además, el intestino mantiene una comunicación bidireccional con el cerebro, lo que se conoce como eje intestino-cerebro, que permite que ambos órganos se influyan mutuamente. Por lo tanto, la microbiota intestinal –o conjunto de microorganismos que habitan el intestino (bacterias, virus, hongos y protozoos)– no solo afecta a la salud física, sino que puede influir sobre nuestro bienestar emocional y psicológico.

Algunas de las bacterias presentes en la flora intestinal intervienen en importantes funciones endocrinas y neurológicas, lo que ha dado origen al término de psicobioma para denominar al conjunto de microbios digestivos que estarían relacionados con funciones psicológicas y neurológicas, y que podrían tener un impacto positivo en la prevención o tratamiento de trastornos mentales como la depresión, e incluso en enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o el párkinson.

Potencial terapéutico de los psicobióticos

La composición de la flora intestinal puede afectar a nuestro estado de ánimo, y por ello se ha empezado a hablar de los psicobióticos, sustancias como los probióticos pero que actuarían fomentando las poblaciones de microbios intestinales vinculados con las funciones psicológicas y neurológicas que resultan beneficiosas para la mente. El reto al que se enfrenta ahora la ciencia es identificar con precisión cuáles son los microbios que componen el psicobioma, y cómo se relacionan con funciones neurológicas y endocrinas específicas.

La comunidad científica reconoce el término psicobiótico, pero limitándolo a un probiótico que tendría posibles efectos positivos en pacientes con problemas mentales y, en concreto, las personas con depresión, ansiedad o trastornos del espectro autista (TEA) serían las que en principio se podrían beneficiar más de los avances que se han producido en este ámbito, como revela un estudio publicado en Science Direct sobre su uso en personas con depresión mayor, y en otro trabajo que se realizó con individuos sanos para comprobar su impacto sobre la regulación del estrés.

Algunos alimentos con propiedades probióticas se consideran fuentes de psicobióticos cuyo consumo ayudaría a mejorar la composición de la flora intestinal y tendría un efecto beneficioso sobre la salud mental.

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