Restaurar ambientes para vivir mejor

En un mundo que sufre cambio climático, pandemias y extinción de especies, el rewilding puede ser la solución. De qué se trata y de dónde sacar información.

Por Lola López

Un tapir en El Impenetrable, provincia del Chaco. Foto: Gerardo Cerón

El 20 de marzo se celebra el Día del Rewilding y este año, que cayó domingo, se presentó el libro «Rewilding en Argentina».

Pero antes de avanzar con la descripción del evento, conviene explicar qué es el rewilding: una estrategia de restauración biológica para lograr que los ecosistemas naturales vuelvan a estar completos y sean funcionales.

Esto significa que vuelvan a ser tal como eran antes de que se degradaran debido a la intervención humana. El libro fue realizado por la Fundación Rewilding Argentina que se dedica, justamente, a la restauración de ambientes.

Un millón de especies en peligro de extinción, sequías extremas y prolongadas, inundaciones e incendios catastróficos y la mayor concentración en la atmósfera de dióxido de carbono (uno de los principales gases causantes del cambio climático) en los últimos 5 millones de años. Este escenario desolador es producto de los impactos que la humanidad ejerce sobre la vida silvestre y los ecosistemas naturales de la Tierra.

En este contexto, el rewilding se posiciona como una de las estrategias más efectivas para restituir la integridad de los ecosistemas naturales y su capacidad para mitigar las crisis ambientales que afectan al planeta, como la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y la aparición de pandemias.

De qué trata el libro

Persiguiendo este objetivo, la Fundación Rewilding Argentina, con el apoyo de su aliado estratégico Tompkins Conservation y más organizaciones y filántropos, trabaja desde hace más de 20 años en la protección y restauración de los ecosistemas naturales de nuestro país. El nuevo libro «Rewilding en la Argentina« relata más de dos décadas de experiencia en el Proyecto Iberá en Corrientes, repasa la historia general del rewilding y propone una visión del futuro de esta estrategia de conservación en Argentina y Sudamérica. El libro está disponible gratuitamente en https://rewildingargentina.org/wp-content/uploads/2022/03/Rewilding-en-la-Argentina-72.pdf 

Un libro para comprender el rewilding. Foto: Matías Salinas.

El rewilding en Argentina

En Argentina el rewilding comenzó en la década de 1990 de la mano de Douglas y Kristine Tompkins quienes, junto a conservacionistas y científicos argentinos, construyeron esta visión transformadora en los Esteros de Iberá, Corrientes, contribuyendo a la creación del Parque Nacional Iberá y a la reintroducción del yaguareté en Iberá luego de 70 años de extinción en la provincia.

Argentina es uno de los países con mayor pérdida de fauna de Sudamérica, así que puede convertirse en líder del desarrollo del rewilding para beneficiarse de esta práctica.

Sebastián Di Martino, director de Conservación de Fundación Rewilding Argentina, manifiesta: «Está en nosotros actuar para no sólo proteger lo que queda sino también para recuperar lo que perdimos; existe una necesidad imperiosa de restaurar nuestros ambientes naturales, incluso en lugares que erróneamente consideramos prístinos, como los Parques Nacionales y otras áreas protegidas de nuestro país«.

Sebastián Di Martino, director de Conservación de Fundación Rewilding Argentina. Foto: Matías Salinas.

Ecosistemas completos, especies clave y cultura

Un ecosistema está completo cuando coexisten todas las especies que allí evolucionaron, es decir, que contiene poblaciones de todas las especies que lo formaron desde tiempos históricos. Si bien todas las especies son importantes la ciencia señala que hay algunas que son más importantes que otras para lograr un ecosistema completo y funcional: se trata de las «especies clave«. 

Una especie clave es aquella que, en relación con su abundancia, influye «desproporcionadamente» sobre el ecosistema que habita, porque determina la distribución (la zona donde viven) y la abundancia de otras especies.

En el caso de la cascada trófica, la especie clave actúa desde niveles superiores de la cadena alimentaria (por ejemplo, los depredadores tope, como un yaguareté) afectando los niveles inferiores (a los animales herbívoros y por lo tanto a la vegetación). Esto es así porque los mecanismos iniciados en el nivel superior de la cadena alimentaria regulan los ecosistemas «de arriba hacia abajo«. 

Oso hormiguero en libertad. Foto: Matías Rebak.

La evidencia científica muestra que, si se pierde un depredador que se encuentra en un nivel trófico superior de un ecosistema, ocurren una serie de reacciones en cascada con efectos sobre los niveles inferiores de la cadena alimentaria a la que pertenece.

Estas reacciones pueden provocar un desbalance en el ecosistema, afectando su estructura y dinámica, resultando en un sistema empobrecido.

Lo más peligroso es que estos ecosistemas empobrecidos son menos resilientes y, por lo tanto, más vulnerables a cambios indeseables, muchos de los cuales son provocados por los seres humanos. 

Además de todos sus atributos ecosistémicos, es común que las especies clave posean una destacada importancia sociocultural, dado que su gran tamaño, coloración o fiereza son algunas de las características que desde siempre han llamado la atención de los seres humanos.

Entonces, al perder las especies clave, se erosiona no sólo la diversidad biológica sino también la diversidad cultural del ecosistema donde habitaron, porque junto con ellas se pierde el sentido de cuentos, leyendas, pinturas, grabados y topónimos del pasado, al tiempo que los artistas del presente pierden de igual manera fuentes de inspiración. Por todo esto el rewilding colabora, también, en recuperar la cultura e identidad de los pueblos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *