Un asesor de FIFA cuenta cómo será el arbitraje que viene con las nuevas reglas del fútbol en tiempos de coronavirus

Desde los cinco cambios hasta la prohibición de saludos o intercambios de camisetas, Miguel Scime habla de lo que se verá ahora desde la óptica de los referís. También habla de la desunión gremial entre los árbitros.

La actual pandemia ocasionada por el Covid-19 llevó a replantear las metodologías y hasta cambió reglas del fútbol. En los últimos años, el deporte líder a nivel mundial sufrió diversas modificaciones desde la llegada de la tecnología (el VAR) que obligó a adaptar normas ya establecidas por los máximos organismos que trabajan en conjunto con la FIFA como la International Board. Ante esta nueva situación que se plantea por el coronavirus, un especialista como Miguel Scime (ex Director de Formación Arbitral de la AFA, junto a un maestro como Angel Norberto Coerezza) le explicó a Clarín el fútbol que viene desde el lado de los hombres que deberán impartir justicia y cómo se prepara el arbitraje argentino para salir a la cancha post pandemia.

“Los cinco cambios por partido les van a dar seguridad a los jugadores y va a disminuir el riesgo de las muy posibles lesiones (especialmente desgarros) por la sobre exigencia física y la acumulación de los encuentros. El tema es que cada asociación miembro de la FIFA tiene la facultad de poner o no en vigencia esta medida”, manifestó el ex referí y hoy docente en la formación de instructores.

Además, Scime dejó en claro cómo pueden repercutir en el desarrollo de un partido. “Las cinco modificaciones van a afectar el tiempo neto de juego, por supuesto. Porque, si con tres cambios se termina jugando un tiempo adicional de dos o tres minutos, con esta cantidad seguro que se va a alargar el partido entre cinco y siete minutos más. Salvo que, como dicen, impongan que los 5 cambios se deben hacer en tres veces durante los 90 minutos. Es decir, que dos o tres jugadores pueden entrar de una para que no se estire. El punto a favor es el menor desgaste físico de los jugadores, ya que es un momento de puesta a punto para ir agarrando ritmo”, analizó.

La nueva medida de la FIFA se tomó en conjunto con la International Football Association Board (IFAB) y se destaca por “resaltar una enmienda temporal en las reglas de juego, para las competencias que han comenzado o están destinadas a comenzar, pero que están programadas para completarse antes del 31 de diciembre de 2020”.

Eso sí, el cambio de camisetas y los saludos antes de los cotejos son cuestiones distintas: “La prohibición del cambio de camiseta y de los saludos FIFA en el ingreso al campo de juego son dos cuestiones que quedarán de lado mientras el COVID-19 está presente en el mundo. Cuando se inicia el partido es imposible medir cada roce y cada situación porque sino no estaríamos viendo fútbol ya que el contacto es una parte natural de este deporte”.

El ex miembro de la Comisión de Árbitros de la Conmebol enfatizó en las dificultades que existen para que el fútbol sudamericano vuelva a ver luz verde este año en los torneos organizados por la entidad que preside Alejandro Domínguez. “El fútbol no va a empezar. Acá, si no sale la vacuna es imposible. Y a nivel Conmebol es difícil hasta con la vacuna. Las Eliminatorias son imposible jugarlas. ¿Cómo hacés para traer a los jugadores desde Europa?”, declaró con énfasis.

El cuerpo humano no tiene memoria. No existe la posibilidad de volver a correr en el mismo nivel que lo hacía antes de dejar de jugar. Las contracturas y los desgarros -con un parate tan largo- se sienten mucho más que en una temporada normal. Por eso, los preparadores físicos deben tener totalmente contemplado un plan de entrenamiento adecuado para cada protagonista”, indicó.

Al ser consultado por la desunión en el arbitraje argentino, ante la existencia de la Asociación Argentina de Arbitros (AAA), el Sindicato de Árbitros de la República Argentina (SADRA) y el ahora sector de «independientes», el asesor de la FIFA dio su punto de vista: “No creo que haya desunión en el arbitraje argentino. Por lo menos, dentro del campo de juego pueden y deben convivir perfectamente. Pueden tener separaciones, pero lo sindical no influye cuando un árbitro entra al campo de juego o a la hora de determinar las condiciones técnicas de un juez. Nadie mira que color de camiseta va a dirigir el partido. No importa si es del gremio A, B o C. Los árbitros somos muy especiales porque al momento de hacer nuestro trabajo buscamos dejar la vida para hacerlo bien. Por eso, los conflictos gremiales quedan del otro lado de la línea de juego”.

Aunque, Scime terminó reconociendo que «a nivel gremial no es conveniente ni aconsejable que existan desencuentros extra arbitrales».

Además, Scime no escondió su pensamiento sobre Federico Beligoy, quien lo reemplazó en la AFA. “Pasé por la mismas tres etapas que Beligoy y por eso no quiero opinar si está bien o está mal que ocupe ambos cargos (es titular de las Tres A y Director Arbitral). La historia lo va a juzgar. Si él considera correcto ser Secretario General de la Asociación Argentina de Árbitros y si los Estatutos se lo permiten… Además, si la AFA lo aceptó sabiendo esto será correcto. Ahora, la historia será la encargada de mostrarnos si las decisiones que tomó son las mejores”.

“El mejor árbitro durante 2019 fue Patricio Loustau. Más allá de eso, no sé si es el mejor árbitro argentino, pero si es el que está pasando su mejor momento. También me gustan Facundo Tello y Fernando Rapallini. Y a nivel VAR (Video asistente del referí) no hay dudas que Mauro Vigliano es el mejor de todos. Porque -para mirar las pantallas y tomar una decisión rápida- se destaca por acertar en la mayoría de las oportunidades”, opinó sobre los jueces internacionales argentinos.

Al igual que el arbitraje, la docencia es otra de la pasiones que Scime lleva en la sangre. Es el Director del Instituto de Árbitros de Fútbol (IAF), que tiene anotados 250 jueces del país y del exterior (principalmente de España) para el curso virtual de instructores que dicta en 20 módulos durante dos años. “En el IAF buscamos transmitir la pasión por el arbitraje, ya que nuestra tarea es una vocación que se va construyendo”, recalcó.

“La tecnología es útil para dar clases. Pero no es lo mismo que el cara a cara donde podemos debatir ideas en el aula. Las clases presenciales me marcan si los instructores están atentos o si el tema que se aborda no capta su atención y entonces se deben poner en práctica nuevas ideas. Sin lugar a dudas se extraña volver al aula y poder establecer relaciones con los alumnos, además de generar un afecto que solo se consigue en ese espacio”, remató.

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